Mensaje para todos los candidatos. En enero de 2017 van a ser diez años de discursos desde el poder, cargados de odio, a pretexto de hacer revolución. Responder al odio con odio, sería un absurdo. Tampoco revancha ni venganza. La sola frase “todos contra Correa” marcaría ese error.
Podría parecer perversa la mención de que “revolución” usualmente en los resultados, es un cambio de actores del entorno, algunos más voraces que lo que estuvieron antes. La realidad como que genera evidencias.
Nunca falta que algunos que antes participaron en las “mañas” desde el poder, sean parte de la “revolución” -de algo sirve la experiencia, es la justificación para su inclusión-.
“Nunca se hizo tanto..”, u otras expresiones similares, son frases de vanidad, prepotencia y mentira, que a veces encubren formas de corrupción, con distintos personajes.
También sería inadmisible la impunidad. Sin justicia –que significa reconocer derechos a quienes los tienen, pero también sanción a quienes han afectado a los intereses colectivos e individuales en abuso del poder y/corrupción- nunca habrá democracia real.
Se publicita que está en marcha el concurso para designar nuevo Contralor, que debería posesionarse en abril del 2017, semanas antes del nuevo Gobierno. Falta algo esencial en el Reglamento recién dictado: que no pueda postularse para Contralor quien haya sido funcionario público con gestión susceptible de ser auditada por la Contraloría, por el tiempo que haya lugar para tal auditoría.
Ya son conocidos nombres de quienes serían beneficiarios de los concursos para Contralor y Fiscal General, “con el fin de cubrirse las espaldas” dicen los opositores. ¿Qué hacer contra ese riesgo?, una nueva Constituyente que tumbe todo el andamiaje de impunidad es para muchos la respuesta.
Importante fue la consulta del domingo 2 de octubre en Colombia, país en que todos quieren la paz, pero más de la mitad de los que votaron no la quieren cuasi santificando términos y condiciones que no fueron debatidos, para solo quedar encubiertos en la palabra “paz”. Lamentablemente, parte de los que se sienten triunfante con el “No”, han sido vinculados con el “paramilitarismo” violentista y de financiamiento “narco”.
E igual de importante fue el repudio masivo en elecciones seccionales en Brasil –el mismo 2 de octubre- contra la corrupción y toda forma de impunidad, a las dos fuerzas políticas que por años compartieron el poder, el Partido de los Trabajadores, desde 2003, con Lula y Dilma, y el del PMDB, del actual Presidente Temer, en alianza que potenció la corrupción, y que ahora están enfrentados.
Falacia de algunos actores del socialismo del siglo XXI, es creer que sus imputaciones al pasado político les da patente de corso para la corrupción en la gestión de gobierno.