La alteración de la edad, suplantación de identidad y las disputas acerca de la nacionalidad de los jugadores de fútbol han sido frecuentes. Este deporte es una puerta de salida a la pobreza y empuja a algunas personas a la trampa, facilitada por instituciones deficientes.
El Registro Civil es un ejemplo acabado de malas prácticas: débiles sistemas de seguridad y registro; burocratización en los trámites; discrecionalidad en la interpretación de las normas jurídicas; aplicación de reglas secundarias por sobre las leyes, incluso por sobre la Constitución, y falta de planificación, que ha convertido la obtención de una cédula o un pasaporte en algo muy difícil, abriendo otra vez la puerta a los tramitadores.
La Corte Constitucional, hace poco, llamó la atención a esta entidad por la repetida violación a los derechos de madres adolescentes, en situación de movilidad, y sus hijos nacidos en Ecuador, debido a que, por una norma reglamentaria, negaba el registro de nacimiento cuando las madres no contaban con un representante legal. Esta exigencia imposible de cumplir en el caso de las adolescentes solas o no acompañadas. La inscripción se lograba gracias a acciones judiciales o administrativas que obligaban a la inscripción. La defensa del Registro Civil ante la Corte Constitucional, en este caso, es una apología al formalismo más obtuso y un recordatorio del nivel de insensibilidad al que puede llegar la burocracia.
El reclamo de la Federación de fútbol de Chile ante la FIFA, por la alineación de un supuesto colombiano como ecuatoriano -que parece poner en riesgo la participación de la selección ecuatoriana en el Mundial de Qatar-, nos recuerda las debilidades del Registro Civil. Los problemas con los registros de nacimiento no son nuevos, esto nos debe llamar atención sobre una institución que, pese a los muchos cambios, tiene graves deficiencias.
Lamentablemente la experiencia nos dice que cambiará poco o nada para provecho de unos pocos y el perjuicio de muchos.