En esta crisis extrema todo el país debe repensar para construir un escenario reinvindicador, a base de compromisos y decisiones para instaurar una política social que siempre han soslayado gobernantes y élites. Si sigue Lasso no podrá vencer al bloqueo político y el país se paralizará en los próximos dos años y sus consecuencias serán peores. Pero si aplica la muerte cruzada tendrá al menos medio año de un gobierno fuerte, con criterio e integridad, para hacer los cambios que necesita la mayoría de los ecuatorianos hundidos en la pobreza. Si los resultados son buenos puede abrir el camino para seguir gobernando.
La inseguridad que sufrimos ha crecido porque el Ecuador está entre dos grandes productores de drogas que empuja a reclutar gente desvalida que existe porque no hemos mejorado la salud, la educación y los ingresos de las familias que se desestructuran por la escases de medios para vivir. Pero para hacer un programa masivo de salud pública, un cambio sustantivo de la calidad de la educación pública y un programa masivo de nutrición infantil se necesitan cuantiosos recursos, que ahora el fisco carece porque tiene que reconstruir la infraestructura y luchar por la seguridad.
A tal efecto las élites económicas deben también repensar que tal como vamos no habrá condiciones para que sus negocios marchen normalmente. Reflexionar sobre el rescate de nuestra sociedad mediante un compromiso difícil pero ineludible para convencerse sobre la importancia de apoyar medidas que son impopulares pero necesarias.
Con la muerte cruzada se elimina temporalmente el bloqueo legislativo y Lasso podría repensar su política tributaria y subir el IVA a 15%, que daría los ingresos inmediatos para atender a la población enferma, mejorar la calidad de la educación pública preparando jóvenes con iguales competencias que la educación privada. También podría crear “un fondo exclusivo” en el Presupuesto Nacional, para alimentar a nuestros niños desnutridos, con recursos de quienes consumen ingentes cantidades de combustibles subsidiados.
Solo así habrá un cambio trascendental que le daría prestigio histórico al Presidente Lasso y satisfacción de haberse jugado para evitar consecuencias aún más desastrosas.