Circuló por las redes sociales un desconcertante comentario sobre la decisión de una de las universidades más prestigiosas de México de desaparecer la Facultad de Filosofía en el marco de un plan “para eliminar de la oferta educativa los estudios profesionales que carecen de aplicación práctica en el mundo real… La universidad (debe)… elevar la competitividad del país mediante la aportación de profesionistas capaces de desempeñar labores tangibles que se traduzcan en mejorar su calidad de vida, visión que… es incompatible con los planes de estudio de carreras que giran alrededor de la literatura y la filosofía”.
Esta sorprendente nota es una de las múltiples evidencias de un intenso debate que ha vivido México en la última década sobre el destino de las humanidades en el proceso de una reforma educativa que privilegia la educación técnica. Ciertamente la propuesta es tener más técnicos que sustenten el crecimiento económico y la competitividad en detrimento de las humanidades.
Lo que vive México no es ajeno a un debate global. Las reformas educativas y los sistemas de evaluación de la OCDE y de varios países de América Latina acorralan al humanismo a favor de los técnicos. Las disputas actuales sobre las orientaciones que deberá tener el programa de Educación Para Todos EPT post 2015 de la Unesco, encierran esta lucha de sentidos entre el derecho a una educación integral de calidad versus el reduccionismo economicista de una educación funcional al crecimiento económico y al capital.
En el caso del Ecuador, país que se denomina “progresista”, preocupa el abierto desestimulo a las carreras sociales, lo que se evidencia en el programa de Becas impulsado por la Senescyt. En la convocatoria abierta 2013 segunda fase se lee: “El total de becas otorgadas en las áreas de Ciencias Sociales, Educación y Arte y Cultura no sobrepasará el 10% del total de becas adjudicadas en la presente convocatoria”. Pero además de esta restricción, también se señala que las becas en Ciencias Sociales pasarán por una previa aprobación de las autoridades estatales, “serán sometidas a análisis y evaluación por parte de la Subsecretaría de Fortalecimiento del Conocimiento y Becas de Senescyt y se considerará como principales criterios la pertinencia de las carreras postuladas y la calidad de las universidades de destino en la postulación”.
Alarma la política restrictiva de becas para carreras en Educación en un momento que hay déficit de profesores e investigadores bien formados necesarios para alimentar a las escuelas, colegios y facultades de ciencias de la educación en el actual terremoto que vive el sistema educativo.
Los estudios sociales son claves para formar personas y sociedades libres, críticas e independientes. ¿Tales individuos no encajan con el proyecto vigente en el país?