Se alborotó el avispero a los 50 años del asesinato de John F. Kennedy. El secretario de Estado, John Kerry, acaba de afirmar que no descarta que Fidel Castro o los soviéticos estuvieran detrás del atentado. No cree que Lee Harvey Oswald era un loquito solitario. Kerry no es el primer alto funcionario norteamericano con esa sospecha. El presidente Lyndon Johnson, Joseph Califano, secretario del Ejército entonces y Winston Scott, jefe de la CIA en México, opinaban parecido.Pensaban que Oswald fue dirigido por los cubanos. (O, como barrunta Brian Latell, alto oficial de la CIA en un libro Castro conocía qué sucedería.) Fidel tenía razones para matar a Kennedy. Sabía que éste trataba de asesinarlo. Lo sabía según Latell- porque uno de los presuntos magnicidas, el comandante Rolando Cubela, era doble agente. (Y acaso porque un gángster detenido en Cuba contó que la mafia había sido contratada por Bobby Kennedy para liquidarlo).
Cuba niega tal vinculación y difunde otras hipótesis. Castro insinúa que fue Lyndon Johnson. Pero su aparato de desinformación acusa a dos exiliados: Herminio Díaz, excompañero de Fidel en Unión Insurreccional Revolucionaria, y Eladio del Valle, excongresista cubano. Ninguno podía defenderse porque fueron asesinados. Herminio, cuando desembarcaba clandestinamente en Cuba. Del Valle, liquidado en Miami de un tiro en el pecho y un machetazo en la cabeza. Nunca aparecieron sus ejecutores, pero las investigaciones apuntaban al trabajo de la inteligencia cubana.
Hay cuatro fuentes que no lo cuentan todo. La primera: Estados Unidos. Washington mantiene censuradas cientos de páginas del viaje de Oswald a México y sus relaciones con la inteligencia cubana. ¿Por qué? Una hipótesis es que el crimen pudo evitarse si la CIA hubiera transmitido correctamente sobre las relaciones de Oswald y el aparato castrista. Ocultan una terrible negligencia.
La segunda es La Habana: el oficial Fabián Escalante -hoy general- aparentemente estaba en Dallas el día del atentado. Él podría explicar la relación entre Silvia Tirado, del consulado cubano en México, y Oswald. Además de la participación del asesino en una fiesta “cubana” en DF, como relatara la escritora Elena Garro, presente en el baile. La tercera es Moscú. La inteligencia soviética sabía mucho sobre Oswald. Es ilógico que lo utilizaran para matar a Kennedy. Aunque sí muy significativo que Oswald contactara en México al agente Oleg Nechiporenko, personaje nada extraño a tan siniestras tareas. Sin embargo, el testimonio más importante quizás lo tenga la mafia. ¿Por qué Jack Ruby decide ejecutar a Oswald “para ahorrarle a Jacqueline Kennedy la pena de participar en un juicio doloroso”? Conmovedor, pero impropio de un endurecido gangstercillo. Oswald negaba ser el asesino y todo estaba muy confuso. ¿Trataba Ruby de borrar otras huellas? Cuando se cumplan 100 años de la muerte de JFK sabremos un poco más. O nunca.