Por esa costumbre tan brasileña de relacionar todo con el fútbol, los analistas han coincidido en comparar las cinco veces que Brasil ha sido campeón mundial de fútbol, con las cinco en que el ex presidente Lula da Silva ha sido declarado reo de la justicia a raíz de las más recientes delaciones del principal ejecutivo de Odebrecht. Y, al contrario de un hexacampeonato que parece esquivo para Brasil, un hexaproceso es mucho más factible para el carismático político que, gracias a sus hábiles fintas políticas, ha logrado evadir.
Lula tiene un récord difícil de superar, ganó dos veces la Presidencia y fue el artífice de las dos elecciones ganadas por su sucesora Dilma Rousseff, pese a que en el segundo período se cayó estrepitosamente por causa de un juicio político. El otro récord de Lula es que acumula un total de 234 acusaciones que se resumen así: Lavado de activos (211), corrupción pasiva (17), tráfico de influencias (4) y organización criminal y obstrucción de la justicia una en ambos casos.
El analista de la revista Veja, Thiago Bronzatto, explica así estas cifras: “Si Lula fuera considerado culpable en todos estos casos, lo mínimo que podría obtener son 28 años de prisión y lo máximo 110 años y, además, pagar algunas decenas de millones de reales en multas”. Como Marcelo Odebrecht ya delató que el sitio de descanso en Atibaia ha sido frecuentado por Lula, entonces la posibilidad de que el penta se transforme en hexa está muy próxima. Pese a que Marcelo Odebrecht salpicó con sus denuncias desde los márgenes plácidos del Ipiranga hasta la cordillera de los Andes, el juez Sérgio Moro espera que suelte un poco más la lengua para que se cumpla el hashtag que fue tendencia en las redes: “Lula a la jaula”.
Hasta ahora la investigación de todo el escándalo conocido como “lavajato” arroja un saldo de 118 condenas que juntas suman 1 256 años, seis meses y un día en penas acumuladas. El nombre de “lavajato”, que dio origen a la mayor investigación sobre corrupción en Brasil, surgió de la relación que tenían entre sí cuatro organizaciones criminales que se reunían en un puesto de venta de combustibles donde se lavaban carros, pero también dólares.
La más reciente acción judicial del juez Moro es el secuestro de un departamento en São Bernardo do Campo, que es vecino al que siempre fue habitado por Lula en este barrio industrial de la periferia de Sao Paulo. Pese a que el departamento está a nombre de otra persona, el juez dice estar seguro que el verdadero dueño es el expresidente brasileño. Ese bien inmueble y la edificación del Instituto Lula para capacitar a las futuras generaciones de políticos se supone que son parte de las propinas que la constructora pagó en el marco del esquema de corrupción para adjudicarse algunas licitaciones de obras públicas.