En la fábula, la determinación y perseverancia de la tortuga compensan su lentitud y le permiten vencer a la liebre, veloz pero inconstante.
En lo energético y minero, el Gobierno optó por la tortuga. Busca un giro de 180 grados en la estructura jurídica y las relaciones con las empresas privadas, para ir hacia un sistema en que el Estado regule, investigue y opere.
Las empresas privadas pasan a un segundo plano, el menor posible en lo eléctrico, en declinación en lo petrolero. Importante en lo minero, por ser una actividad de riesgo en la cual el Estado carece de experiencia.
En lo eléctrico además, se busca la conversión hacia la generación hidroeléctrica, tanto por razones ambientales como porque el ahorro en combustibles permite exportar más hidrocarburos.
Han transcurrido tres años y un período presidencial y la transformación no culmina. El Gobierno y Alianza País redactaron una Constitución a su medida, están en proceso de aprobar y reglamentar un marco legal concordante con la Constitución, conformar y hacer operativas las empresas estatales.
Aún faltan leyes, la renegociación de contratos con concesionarias, la contratación con empresas estatales de gobiernos amigos, entre ellos China, Cuba, Chile, Venezuela e Irán, para construir centrales hidroeléctricas y refinerías, operar campos petroleros, buscar yacimientos metálicos.
Hay mérito en hacer las cosas bien. Hace 40 años, en vísperas del inicio de la explotación petrolera, se aprobaron al apuro las leyes de hidrocarburos y de la corporación petrolera, CEPE. Hoy se procede con más solvencia.
Pero tanta lentitud tiene un costo en el presente. La crisis eléctrica lo puso en evidencia. Por querer migrar a la hidroelectricidad, se pospuso la inversión en plantas térmicas, aunque no se contrató ninguna central hidroeléctrica.
Tuvimos que sufrir extensos apagones entre noviembre y enero para que el Gobierno se inspire en la liebre. Hoy, el ministro Calahorrano tiene apoyo gubernamental para asegurar que los apagones no retornen en octubre.
Aún con el caudal en Paute restituido, CNEL sigue generando energía térmica para ahorrar agua y llenar Mazar. En cuanto a centrales térmicas, dará mantenimiento a las existentes y contratará la instalación de nuevas por 380 MW.
Son menos evidentes los costos en lo minero y petrolero, pero también los hay. El atraso en culminar la reestructuración minera significa que durante su actual mandato el Gobierno no alcanzará a percibir regalías.
En lo petrolero, se dotó a Petroecuador de un fuerte presupuesto de inversión, con lo que se logró contener la caída de la producción estatal. Pero hasta que no se firmen nuevos contratos definitivos, la producción privada continuará desplomándose.
Aún no hay ni ley ni contrato modelo.