¡Hay un elefante en la sala y no lo decimos! No es un detalle, ni una minucia, es enorme. Es más, es fundamental, pero la gente se hace la loca. Krylov, el autor de fábulas ruso, escribió una historia de un hombre que va a un museo y observa un sinnúmero de pormenores, pero no se inmuta por la presencia de un elefante. Allí nació la metáfora más célebre para describir aquellos temas cruciales que la gente prefiere ignorar.
Narcotráfico en las esferas públicas. Así, con nombre y apellido. Entre los macabros legados de la década correísta, este es el que más me eriza la piel y que menos estamos tratando. Lo sabemos, las pruebas parecen enormes luces de neón, entendemos la calamidad de las consecuencias, pero el tema ni siquiera está en las encuestas de preocupaciones de los ecuatorianos (aunque está relacionada con algunos temas, como la seguridad, no es en absoluto lo mismo).
Durante ese gobierno se construyó una carretera, con un puente sobre el río Mataje, que termina abruptamente en la selva, aquella controlada por las guerrillas narcotraficantes. ¡Y para construirlo se utilizaron fondos recabados por la Ley de Solidaridad para solventar la crisis humanitaria del terremoto!
Está reportado hasta la saciedad que desde nuestros cuarteles se vendían armas y municiones a grupos irregulares colombianos, entre ellos el de alias ‘Guacho’. Y, no se trató de un caso puntual, de una operación pequeña, sino que se llevó a cabo desde varias provincias (Esmeraldas, Santo Domingo, Guayas, etc.). ¿Qué tan clandestino podía esto ser?
Una tonelada (¡una tonelada!) de cocaína se encontró nada menos que en la Base de Manta. ¡Se descubrió que el recinto militar era el centro de acopio! ¿Qué sentido tiene que hayamos expulsado a los americanos, bajo las hipócritas proclamas de la soberanía nacional?
No estoy seguro que la gente asimila la salvajada del caso de la Narcovalija. El Gobierno envió por canales oficiales droga a Europa, así de claro. ¿Cuántas personas están en la cárcel por ello? ¿Tan difícil es investigar un envío del cual solo hay muy pocas personas que tengan la firma y competencia para hacerlo?
Observemos la violencia y el Estado fallido que produjo la permeabilización de los poderes públicos a los narcos en México. Justo esta semana, “El Rey Zambada” declaró en juicio sobre los pagos que hacían al ex jefe de la policía mexicana y a la cúpula más selecta del gobierno de Calderón. Duele tener en mente la desaparición de los 43 estudiantes en Ayotzinapa.
“Ecuador, Ama la Vida”, “Patria Altiva y Soberana”, cuando escucho eso y recuerdo la narcovalija me da ganas de arañarme la cara con las uñas. Rafael Correa decía que “vivimos un cambio de época”, y tiemblo al pensar que – por una vez – estaba diciendo la verdad.