El desarrollo de nuestros deportistas ha sido como el del país en su conjunto: lento, rezagado, precario, pues con la sola excepción de Jefferson Pérez, el Ecuador no ha podido aproximarse al nivel mundial.
Pero esto puede cambiar si actuamos de otra manera y contamos con el apoyo del Gobierno y de la empresa privada, como ocurre en todos los países del mundo.
Lo que hemos visto en los Juegos Olímpicos de Londres confirma que los esfuerzos individua-les fueron notables en pocos casos y mediocres en otros, reflejando a un país pequeño, sin recursos ni organización para la excelencia deportiva.
Por lo visto, los miembros del Comité Olímpico Ecuatoriano han llegado a la senectud y el país debería agradecer sus servicios prestados durante 20 años y cambiar radicalmente a los dirigentes por gente joven, sapiente, con preparación moderna, presididos por un líder deportivo conocedor del olimpismo mundial, por dentro y por fuera, que tiene credibilidad y fuerza moral, como Jefferson Pérez, quien debería ser elegido Presidente del Comité Olímpico Ecuatoriano sin mayor demora, él tiene la capacidad de convocatoria para formar un equipo multidisciplinario con aporte nacional y extranjero y conducir un proceso de real progreso del deporte ecuatoriano.
Con dirigentes como Jefferson Pérez saldríamos del complejo de inferioridad que se demostró al darle la Bandera del Ecuador para que desfile un deportista argentino que ofreció una medalla que estuvo lejos de obtenerla.
Una actividad tan importante para la formación de la juventud, para el realce de la autoestima del país, debe propiciar la unidad nacional y el orgullo deportivo en un mundo mediático que reclama otra forma de proceder y que precisa de un Comité Olímpico Ecuatoriano (COE) eficiente en el gasto y ajeno a la politiquería.
El proceso nuevo con miras a las Olimpiadas de Río de Janeiro (Brasil) requiere de decisiones rápidas para hacer centros de alto rendimiento deportivo en ciudades como Esmeraldas, Guayaquil, Quito y Cuenca, para aprovechar el momento que se vive con nuestro Álex Quiñónez. Sobre la base de los mismos deportistas que participaron por primera vez en Londres se puede prever progresos, pero también seleccionando nuevos elementos en todas las provincias del país. Para eso el Gobierno debe dotar de recursos a los deportistas; y la empresa privada que vende zapatos, camisetas, bebidas energizantes y demás productos deportivos debe asegurar ingresos estables y permanentes a los deportistas que se destaquen, para contribuir a que los ecuatorianos suban de las marcas B a las marcas A en las próximas olimpiadas, incluso asignando importantes premios en dinero efectivo a quienes logren medallas, porque ahora solo de abrazos no vive el deportista.