Pedro Castillo, presidente de Perú, sobrevivió al segundo intento de destitución, por parte del Congreso hace muy pocos días, cuando una minoría de solo 55 legisladores votaron a favor de su salida, al tiempo que 54 estuvieron en contra y 19 se abstuvieron, luego de un duro debate de ocho horas.
Si bien el Mandatario se anotó un triunfo político, la crisis en el país continúa, porque tanto Castillo como el Congreso se encuentran profundamente cuestionados por carecer de prestigio y credibilidad.
A ocho meses de iniciado el gobierno, el Presidente es acusado de ser descuidado al momento de escoger a los ministros, pues algunos carecían de experiencia y otros cargaban con denuncias a cuestas.
No es posible olvidar que desde 2016, Perú ha tenido cinco mandatarios y tres parlamentos, cuando lo normal hubiese sido dos presidentes y dos parlamentos. En noviembre de 2020 el país tuvo tres presidentes durante poco más de una semana, como una muestra palpable de las complejidades políticas que se viven en Lima.
Ambos poderes, Ejecutivo y Legislativo se encuentran muy desprestigiados y son muy impopulares, marcando la desaprobación del congreso un 79%, mientras que el presidente marca 69% de opinión contraria, lo cuál nos muestra lo complejo que está siendo gobernar.
Un prestigiado analista político opina que “Castillo no puede ofrecer gobernabilidad, pues en ningún momento ha mostrado interés por tener un acercamiento hacia otras fuerzas políticas. Simplemente ha buscado el favor de ciertos congresistas, lo cuál no es diálogo político, tampoco es gobernabilidad, y ello no es hacer alianzas para darle un sustento político al país”.
Las protestas, como en muchos otros países, son por el alza del precio de los alimentos, de los combustibles, de los fertilizantes para la agricultura, y en general por el costo de la vida que podría llegar a cifras de dos dígitos. Por ello que, muy probablemente el parlamento peruano en algunos meses más vuelva a intentar destituir al presidente Castillo.