¿Cómo puede un General pararse en los cuarteles frente a las tropas, de cara a sus subalternos, si no tiene calidad moral y ética, si no ha pasado el polígrafo y si tiene limitaciones, no necesariamente profesionales, al detentar impedimentos hasta para ingresar a EE.UU.? ¿Qué pasó con la dignidad o se emula al cinismo del político?
El Embajador de ese país hizo una grave acusación de que hay “narco generales”, sin precisar en qué instituciones. Las generalizaciones son malas, pero se puede entender el mensaje de alerta y preocupación, que ayuda, por los altos niveles de corrupción y la presencia del narcotráfico, que cada año se rompe el récord de incautación de la droga. Citó los casos de corrupción del Isspol, Alex Saab, Las Torres, el ex contralor y parientes, Petroecuador, compras públicas en salud, que incluye a jueces (que ayudan con sus acciones), abogados y empleados públicos y privados. EE.UU. y las investigaciones periodísticas han contribuido con valiosa información, que ha permitido que la Fiscalía acuse y la justicia sentencie como el caso Sobornos.
FF.AA. y la Policía son instituciones respetables, encargadas de la seguridad externa e interna. Como en toda organización, se entiende que la mayoría son buenos profesionales pero aparecen malos elementos que deben ser aislados, procesados y separados; por ello, la importancia de actuar a tiempo, cortar de raíz, limpiar sin contemplaciones cuando acecha el crimen organizado y el narcotráfico. En instituciones jerarquizadas y piramidales, lo grave es que esto llegue a los más altos niveles, que generan malos ejemplos y deterioran su imagen. Hay buenos oficiales, pero no se sabe de todos.
Colombia es un ejemplo que debe servir para no repetir las historias. En 1995 tuve la oportunidad de vivir en ese país, cuando el narcotráfico había penetrado en las instituciones, que obligó por desconfianza al comandante de la Policía, general Rosso José Serrano (a quien conocí de cerca y que posteriormente fuera declarado el mejor policía del mundo) a formar directamente a jóvenes oficiales y de tropa para evitar filtración de información dentro de la institución, que estaba muy contaminada. Separó la Inteligencia de Operaciones y se rodeó de agentes de confianza, les pasó el polígrafo y les preparó en EE.UU. Con esa formación desbarató y apresó a miembros del cartel de Cali y de otras organizaciones con profesionalismo y la ayuda norteamericana. Luego publicó el libro Jaque Mate, en donde relata todo.
Se ha demostrado que el narcotráfico y la corrupción penetran con facilidad por los enormes recursos que inyectan, incluso aliados con sectores políticos que se evidencian en algunos que hacen oposición o que fueron gobierno, varios procesados y sentenciados por integrar organizaciones delincuenciales, unos prófugos y otros en la cárcel.