El país vio con estupor la noticia de una mujer que busca a su hija que se encuentra desaparecida. Aquella misma noche, en unos mensajes en Twitter, el hijo pedía a la ciudadanía que lo ayudara a encontrar a su madre. Han pasado las horas y el estatus de María Belén Bernal no se ha modificado. Ella es una víctima más de un sistema en el que la violencia de género impera.
La única certeza, por el momento, es que nadie sabe nada de María Belén. El reportaje que este Diario publica hoy muestra la tenacidad de la madre, quien hizo todo lo posible para buscarla y para exigir acciones. Pero aparte de su persistencia, está su conocimiento de las leyes, del procedimiento correcto ante una desaparición. Todo esto hizo posible que el caso no quedara en meras publicaciones en redes sociales, sino en acciones legales.
La nota de este Diario dice que ella puso al marido de María Belén, un policía, en un callejón sin salida y lo obligó a denunciar el hecho, un paso definitivo (en casos de violencia de género y femicidio, los convivientes son los primeros sospechosos si hay una desaparición). Así, puso en alerta a las autoridades.
Lo que sucedió de allí en adelante conjuga una serie de hechos lamentables, pues el principal sospechoso terminó liberado. Más penosa ha sido la serie de intervenciones de la Fiscalía como del Ejecutivo para explicar cómo es que se dejó libre a esta persona. En resumen: hay un cruce de criterios. Inaudito…
En este punto hay que considerar dos aspectos. El primero: el último lugar que hay constancia del paradero de María Belén es la Escuela de Policía, un hecho que debe ser indagado a profundidad y que con solo una sanción rápida y ejemplar a los culpables hará que la ciudadanía retome confianza en la Policía.
Y en segundo lugar: la Alianza Feminista publicó que, en lo que va del 2022, se han producido 206 femicidios, cifra que supera los 197 acontecidos en todo el 2021. Quizá la cifra sea mayor, no solo en femicidios, sino en violencia de género, uno de los males estructurales del Ecuador, porque no todas las personas tienen claros los procedimientos, como la madre de María Belén.