Pelé brilló en todos los escenarios en los que estuvo como futbolista activo. Con su calidad lideró a Brasil en la obtención de las tres primeras Copas del Mundo de la FIFA, 1958, 1962 y 1970, un hecho histórico que ningún deportista lo ha alcanzado en esta actividad.
Por esos motivos es considerado el rey del balompié, el jugador que destrozaba a las defensas y arqueros de su época. No había rival que lo contuviera en los enfrentamientos que hizo con su club y también con la Selección. Desde su época, en Suecia 1958, nació el ‘Scratch’, esa composición de jugadores que integraban Pelé, Zagallo, Garrincha…, que, según la historia recogida por los periodistas que vivieron esa época, y mostrada en los pocos videos que existen, era una sinfonía.
Pelé fue ejemplar en la cancha y fuera de ella. Levantaba la pelota y la bajaba, como también lo hacían otros ‘cracks’, pero con la diferencia que en su época el balón era de cuero y pesaba entre 350 y 400 gramos.
Se lo recordará por su estilo de hacer goles y, sobre todo, por su calidad humana. En su época de jugador prefirió quedarse en el equipo de sus amores, el Santos, y rechazó cientos de ofertas millonarias de clubes europeos. Pero sí accedió a recorrer el mundo, en giras de preparación, en invitaciones en las principales ciudades de América, Estados Unidos y Europa.
En Ecuador estuvo en cuatro ocasiones como futbolista activo, en la época que se hacía crack. Lo hizo entre 1959 y 1962.
Ganar un Mundial de fútbol, con 17 años, en 1958, y siendo la figura más joven desató una locura en el mundo, en una época en las que predominaban las dictaduras militares.
Pelé fue un vínculo de unión del deporte; era un ídolo completo porque lo mostraba dentro y fuera de la cancha. Tras su retiro se quedó en el imaginario del amante del balompié por ser una persona que perennizó el ‘fair play’ y defendió la esencia del fútbol, que es el jugador.
Las nuevas generaciones de futbolistas tienen una vara casi inalcanzable. Pelé fue un señor, en toda la extensión de la palabra. Descansa en paz o ‘rei’