Ideas del Sínodo
La Iglesia Católica asumió el reto colectivo de debatir con frontalidad algunos de los temas de mayor interés en el mundo actual.
El asunto del celibato de sacerdotes y monjas, la homosexualidad entre los fieles e incluso el matrimonio gay y el aborto son asuntos que rondan el debate y que se apartan de las líneas maestras tradicionales de concepciones eclesiales.El Sínodo recientemente consideró debatir algunos de estos aspectos. Muchos pensaron que los temas eran aceptados por la Iglesia y aun que se había dado un giro y apertura sin precedentes.
El que la jerarquía eclesiástica identifique los temas que sintonizan con los cambios de la sociedad y los reconozca como problemas contemporáneos es un signo positivo, sin lugar a dudas. Pero de allí a pensar que esa apertura signifique un cambio de rumbo en patrones de pensamiento, conceptos y prácticas doctrinarias hay una distancia enorme.
Es verdad que el papa Francisco, como parte de este aire fresco del que ha impregnado los temas relativos a la Iglesia y a la vida contemporánea, ha alentado a quienes aspiran a incluir algunos de los asuntos propuestos. Pero creer que los cambios y la apertura se darán de la noche a la mañana parece algo distante.
La Iglesia reconoce que en su comunidad hay personas homosexuales y no las rechaza, y eso es un avance, por ejemplo, pero solamente acepta el concepto de la pareja tradicional.
Todavía es pronto para imaginar que incluso en el Sínodo ordinario de octubre de 2015 algún cambio se produzca.