Sacha es uno de los campos petroleros considerados las ‘joyas de la corona’. Hoy se considera abrirlo a la inversión foránea.
La decisión, anunciada por el Ministro de Sectores Estratégicos, supone un paso más en la política aperturista en esa materia que delinea el Gobierno.
Son otros tiempos, el pragmatismo se impone a la carga ideológica y al prejuicio de mantener exclusivamente en manos de la petrolera estatal ciertos campos emblemáticos como este.
En realidad el anuncio sigue a otro parecido como el de la inversión de la empresa Schlumberger por USD
4 900 millones durante 20 años en servicios específicos cuyos recursos ya empezaron a llegar a la petrolera.
Para crecer en materia hidrocarburífera se requiere de tecnología y dinero. Estas premisas se pueden completar con recursos frescos y conocimiento de punta que vengan de fuera del país. El ministro Rafael Poveda informó a EL COMERCIO que cinco empresas petroleras están interesadas en la operación. El acuerdo se cerraría hasta abril.
Sacha es un campo que empezó a extraer petróleo en 1972, época del primer ‘boom’ petrolero del Ecuador. Este régimen destinó su operación a Río Napo, una alianza de la empresa nacional con otra estatal PDVSA cuya economía no es la mejor, en atención al desmoronamiento de los precios internacionales del crudo.
La recuperación mejorada demanda una tecnológica alta y recursos frescos. El anuncio se inscribe en ese contexto.