Los virus respiratorios en Ecuador aún demandan atención y control para evitar su propagación.
Hasta el 6 de diciembre de 2024, el Ministerio de Salud Pública (MSP) confirmó 13 792 casos de covid-19. Además, se reportaron 1 708 casos de Infección Respiratoria Aguda Grave (IRAG) hasta la última semana de noviembre. Ambas causas provocaron 100 muertes.
Estos datos resaltan la importancia de que el sistema de salud siga vigilante ante la propagación de virus respiratorios. Estos afectan, principalmente, a poblaciones vulnerables, entre ellos niños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas.
A escala regional, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha subrayado en mantener medidas rigurosas para mitigar la transmisión de estos virus.
El control exitoso de brotes en varios países muestra que la clave está en una estrategia combinada. Esta incluye vacunación, higiene, distanciamiento social y un monitoreo de la situación epidemiológica.
Los datos del MSP revelan que el virus sincitial respiratorio (VSR), que afecta a niños pequeños, es el agente más prevalente. Representa el 35,66 % de los casos de IRAG. Sigue el SARS-CoV-2 con un 22,08 %.
La diversidad de patógenos circulantes, incluidas variantes de la influenza, demanda protocolos de prevención más estrictos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó mantener esfuerzos para aumentar la vacunación, junto con la vigilancia constante y planes de respuesta actualizados.
A pesar de esto, la vacuna anual contra el covid-19 enfrenta rechazo en Ecuador. Además, se ha perdido la percepción del riesgo, pese a lo que se vivió en la pandemia. Como resultado, quienes no se vacunan enferman y todavía hay muertes.
De 262 000 dosis disponibles contra el covid-19 para el 2023, se aplicaron 236 000. Este año, de una existencia de 250 000, se beneficiaron 235 000. Las dosis sobrantes se pierden porque una vez preparadas no duran mucho tiempo.
En cambio, las campañas de vacunación contra la influenza tienen mejor aceptación, aunque no hay que bajar la guardia, sobre todo en temporadas críticas. Ecuador cuenta con cinco millones de dosis, de las cuales 840 000 están destinadas a niños entre seis meses y siete años.
A nivel nacional, un millón de personas han sido inmunizadas contra la influenza. Aunque se avanza, aún falta alcanzar una mayor cobertura hasta fines de febrero de 2025. Esta vacunación es clave para reducir la carga hospitalaria durante los brotes.
Es esencial que los grupos de riesgo accedan a la vacuna en centros de salud públicos.
En este contexto, el monitoreo constante de las tendencias epidemiológicas es crucial. El uso eficiente del Sistema Integrado de Vigilancia Epidemiológica (SIVE) del MSP permite detectar rápidamente focos de contagio y actuar de inmediato.
La población también debe mantenerse informada para prevenir la propagación. No se pueden relajar medidas como el lavado de manos o el uso de mascarillas en espacios concurridos. Además, es fundamental que quienes presenten síntomas respiratorios se aíslen adecuadamente.
Japón, por ejemplo, implementó políticas estrictas de higiene pública que han demostrado ser eficaces para contener la propagación de enfermedades respiratorias.
La protección de las poblaciones vulnerables es especialmente importante en centros educativos, hogares de ancianos y hospitales, donde las medidas de control deben ser rigurosas para reducir el riesgo de complicaciones. El uso de filtros de aire y sistemas de ventilación mejorados también ayuda a disminuir la transmisión en espacios cerrados.
La cooperación entre el gobierno, el sistema de salud y la sociedad es significativa para proteger a los más vulnerables. Las acciones preventivas y la respuesta rápida son herramientas clave para mitigar el impacto de las infecciones respiratorias y evitar la sobrecarga del sistema sanitario. Mantener estos virus bajo control es una prioridad.