La propia Policía procedió a la detención, para investigaciones, del Comandante de Policía de la provincia de Esmeraldas. Una hoja de vida limpia que parece salpicada por siniestras actividades en una zona del país altamente conflictiva.
Las permanentes alertas de la penetración en filas policiales de elementos delincuenciales son otro factor más que obliga a la urgente reorganización de la institución armada.
Denuncias de actos que vinculan a ciertos uniformados con actividades de narcotráfico alarman pero no son ajenas a las distintas policías del mundo en vista del alto nivel de ganancias que deja el criminal negocio. Una formación ética a toda prueba y controles internos severos son indispensables para detectar cualquier actividad sospechosa.
El año pasado serias acusaciones mostraron la infiltración de actividades de sicariato -asesinato por dinero- . Varios casos de corrupción han sido denunciados y la depuración debe ser una actividad constante en una institución tan numerosa y sobre todo tan expuesta a una relación con el crimen que la torna vulnerable.
Ahora se impone una severa investigación y una oportuna acción de la justicia. Habrá que determinar si el Comandante, presuntamente vinculado con narcotraficantes, actuaba solo o con otros elementos policiales.
Una vez más es ocasión propicia para insistir en la urgencia de agilitar la reorganización de la Policía, truncada incluso por el cambio de tres ministros del ramo en lo que va del año, tras los tristes sucesos del 30 de septiembre, y buscar una auténtica modernización de una institución indispensable en este delicado momento que vive el país acechado por la inseguridad.