Faltan aún varios meses para que los ecuatorianos acudan a las urnas para cambiar los integrantes de los gobiernos seccionales, pero el tema ya está en la agenda. Son elecciones importantes desde varios puntos de vista. Si bien municipios y prefecturas tienen diversas competencias, para muchos se añade el componente de que los resultados pueden interpretarse como la legitimación del Gobierno de turno o su rechazo cuando corre la mitad de su mandato.
Es una posibilidad interesante, pero que no es necesariamente una regla general. Los analistas de opinión no validan mayormente esta percepción. Hay ciudades en las que los ciudadanos optan para la Alcaldía por alguien de una tendencia diferente de quien votaron para la Presidencia o la Asamblea Nacional.
Para que unas elecciones sean en verdad plebiscitarias, no solo para la Función Ejecutiva sino también para la Legislativa, se debe pensar en las de medio término para el Parlamento. Ello permitiría dos escenarios: una mayor gobernabilidad para el Mandatario o el bloqueo total. Pero esta posibilidad no está contemplada en la legislación nacional. Sin embargo, las elecciones seccionales presentan siempre un panorama interesante de cómo se configuran políticamente las capitales y las provincias, las urbes y las ruralidades.
Lo que tienen de previsible las elecciones del 2023 es que el país acudirá a las urnas con mucho escepticismo. La clase política no está respondiendo a sus necesidades prioritarias; está más enfrascada en pugnas para constituirse en poder a cualquier costo, incluso por encima de sus votantes.
La gran cantidad de organizaciones políticas no ayuda para que la política eleve su nivel. Aunque el Código de la Democracia exige requisitos como tener principios ideológicos o una escuela de formación política, la realidad dista mucho de ese ideal.
En estos momentos en que empiezan a aparecer quienes anhelan un cargo seccional, está en manos de la ciudadanía optar por el candidato que tenga la preparación y la claridad de las responsabilidades que tendrá de obtener la voluntad mayoritaria.