El viernes llegó una de las pocas buenas noticias en este tiempo de asfixia económica, contagios y muertes.
Los tenedores de bonos dieron un alivio al paÃs. El 80% de ellos aceptó el planteamiento efectuado por el Gobierno para aplazar el pago de los intereses hasta el 15 de agosto.
Al pagar el capital por USD 325 millones de los bonos 2020, el Ecuador solicitó aplazar el pago de intereses. La aceptación de los tenedores es la táctica del Régimen para no ir al ‘default’, que parecÃa inevitable.
El Ecuador adquiere un balón de oxÃgeno en medio de la asfixia por la crisis de salud pública conocida. Durante este tiempo, los retos para el frente económico gubernamental son de grandes dimensiones.
Primero, la gestión del proceso de debate de los proyectos de ley urgentes remitidos a la Asamblea Nacional. Y, paralelamente, un agresivo planteamiento ante los organismos multilaterales de crédito.
En el nuevo escenario, el Fondo Monetario Internacional (FMI) se mostró abierto a una reformulación del plan de créditos ecuatoriano.
También es cierto que ante la declaración de recesión global que anunció el FMI, las condiciones cambian.
Pero ahora la apelación del Ecuador debe ser clara. Tenemos voluntad de cumplir, pero en la tesitura actual no es posible hacerlo.
Ecuador es un paÃs de renta media, por tanto las consideraciones para los paÃses más pobres no cuentan.
Pero también es cierto, y eso hay que mostrarlo al mundo con nitidez, que las limitaciones fiscales son grandes. El mundo debe contemplar esa realidad y estirar créditos y mejorar las condiciones para Ecuador.
Vivimos del petróleo, las exportaciones, las remesas, tenemos el dogal del dólar; esa realidad frena cualquier audacia pero nos limita.
Mientras los directivos del FMI y los multilaterales como Banco Mundial, BID, CAF se conduelen, la renegociación con China debe andar.
China es gran acreedor de Ecuador y le conviene poder cobrar. Allá va buena parte de las exportaciones. Tiene músculo financiero: que funcione su paciencia ancestral.