Tarde o temprano la verdad se descubre y la demagogia política queda al descubierto, incluso con reconocimiento de la autoridad de los errores, aunque sea dos años después y luego de perseverar en el error con prepotencia y arrogancia. Tanto se ha criticado al pasado para caer en lo mismo. Tuvo que ser el INEC, que realizara una tarea destacada con ocasión de los últimos censos nacionales, el que desvirtúe el pronunciamiento oficial de Patria Alfabetizada, que hiciera el ministro de entonces (septiembre del 2009). Me remito a los documentos y a los hechos ocurridos.
Este malhadado episodio determinó que le hicieran equivocar al Presidente, que días después proclamó al Ecuador que estaba libre del analfabetismo (menos del 3 %) y felicitó al ministro por esta tarea. Los investigadores independientes Juan Ponce y Mercedes Onofa (como calificó el representante de la Unesco, Edouard Matoko, en el documento que presentara junto con ese Ministerio) fueron desoídos por esta acción política mediática porque en el informe advirtieron que “esta proyección no debe usarse para estimar la tasa de analfabetismo a nivel nacional y que se debe esperar los resultados de las encuestas de hogares o de un nuevo censo de población”.
Con certeza en la demagogia el ministro fue, días después a París, a la 35 Conferencia General de la Unesco en la que proclamó Patria Alfabetizada. Las críticas constructivas que se hicieron fueron desoídas y se mantuvo la tesis con terquedad. No pasó mucho tiempo y las encuestas de hogares del INEC dieron al traste el anuncio oficial: al cierre del 2009 el índice de analfabetismo se ubicó en 7,8 % y la proclama oficial cambió: Patria alfabetizándose, lo cual no era nuevo. Finalmente, el INEC dio a conocer hace poco los resultados de los censos definitivos 2010 y confirmó la equivocación oficial: el analfabetismo se ubicó en el 6,8 %.
Con estos resultados oficiales, dos años después, no quedó otra cosa que confirmar y admitir el error y endosar el mismo al representante de la Unesco, con el argumento que le autorizó utilizar esa información para realizar tal declaratoria. Craso error del representante de tan alto organismo, pero también tozudez política pese a las advertencias de expertos en la materia (entre ellos Rosa María Torres, ex ministra y consultora internacional).
Más allá de esta demagogia, que se creía superada en este cambio de época, hay que reconocer y destacar positivamente el cambio de actitudes y políticas, la apertura de la actual administración para no solo escuchar sino la voluntad de rectificar y procesar nuevos derroteros que vayan más allá de la alfabetización cuando existen otros grandes desafíos para lograr cambios en el sistema educativo en esta era del conocimiento, que el país no se puede anclar.