Durante el largo conflicto por la independencia de América los países eran hermanos, solidarios, querían lo mismo: librarse de los españoles. Los conquistadores se fueron, pero dejaron un continente desorganizado en cuánto a límites, comenzaron las guerras, las invasiones, las reivindicaciones territoriales. En el siglo XIX se organizaban alianzas entre países, por ejemplo la de Bolivia y Perú contra Chile, que derivó en la Guerra del Pacífico o la de la Triple Alianza entre Argentina, Brasil y Uruguay contra Paraguay.
En los primeros años del siglo XX, Sudamérica no lograba apagar las guerras. Mientras los países del Pacífico, más Argentina, habían librado guerras cruentas a favor de la independencia, Brasil recién había dejado de ser imperio y comenzaba a vivir como república. El artífice del cambio de la imagen de Brasil fue José María da Silva Paranhos, más conocido como el Barón de Río Branco, a quien se atribuye la negociación con Bolivia por el estado de Acre, conocido también como Tratado de Petrópolis de 1903.
Resulta que Perú también reivindicaba Acre, además de una parte del estado brasileño de Amazonas, que sumaban 442 000 km2. Las tropas peruanas habían incursionado varias veces, Brasil se había movilizado, se produjeron varios enfrentamientos con muertos y heridos en los dos ejércitos, la guerra podía extenderse. En Angoteros, región del río Napo, la situación también estaba tensa con un enfrentamiento entre Ecuador y Perú.
En ese contexto, el 5 de mayo de 1904 se suscribe en Itamaraty, Río de Janeiro, el ‘Tratado de Alianza entre la República de los Estados Unidos de Brasil y de Ecuador’, que tiene cinco artículos y busca prevenir o repeler “cualquier agresión de parte del gobierno de Perú y evitar que intente ocupar, administrativa o militarmente cualquier territorio que no tuviese en posesión antes de separarse de España”. El documento lo firman el Barón de Río Branco y el ministro plenipotenciario de Ecuador Carlos Rodolfo Tobar.
El Art. 2 del pacto dice que Brasil y Ecuador “acudirán con todos los medios de guerra que dispongan, de acuerdo con sus necesidades para concertar, en el momento oportuno, su acción militar, tanto del lado del océano Pacífico, como del Amazonas”. Perú supo del pacto secreto y ablandó sus pretensiones, Brasil había bloqueado el transporte de equipos militares por los ríos tributarios del Amazonas; Ecuador decidió llevar sus conflictos de límites al arbitraje del rey de España.
El documento lo publicó recientemente la Fundación Alexandre de Guzmão y el Centro de Historia y Documentación Diplomática. Quien analiza el contexto es el diplomático e historiador Luis Claudio Villafañe, autor de los libros ‘O Império e as Repúblicas do Pacífico’ (2002) y ‘O dia em que adiaram o carnaval’ (2010).