Con la Economía Circular, la Economía baja en carbono, Economía Digital, Economía Colaborativa y la Bioeconomía, la ciencia económica se está redefiniendo o está evolucionando como nunca.
Tal vez es mejor pensar que está adaptándose a los nuevos paradigmas para mantenerse útil.
Mayores evidencias del cambio climático, la creciente deforestación y contaminación del aire y los mares, han promovido cambios en regulaciones medioambientales que exigen un nuevo estándar de cómo producir con cero desechos, utilizando energías renovables y limpias, e incluso tratando de substituir materiales de origen fósil como el plástico, por ejemplo, por materiales biológicos y renovables como la madera o celulosa y fibras vegetales.
Por otro lado, la economía colaborativa está generando modelos disruptivos para crear nuevas soluciones a necesidades antiguas no resueltas, rompiendo paradigmas como el uso intensivo de activos reales, y más bien rescatando activos improductivos disponibles, tangibles o intangibles, de cualquier propietario, y a través de plataformas tecnológicas bien orquestadas crear soluciones con alianzas y procesos de colaboración entre distintos actores.
Así, el valor creado es más participativo y eficiente al ser generado con menos inversión en activos mejorando la productividad.
Por algo las plataformas hoteleras que usan cuartos o departamentos desocupados de personas, hoy tienen más cobertura y valor que los hoteles tradicionales.
La economía digital, está redefiniendo la relevancia y poder de los datos, donde estos son el nuevo petróleo y el internet la nueva energía. Si bien la tecnología es lo que habilita el mundo digital, la clave está más en la forma de pensar y enfocar las oportunidades de necesidades insatisfechas y desarrollar soluciones ágiles que amplían la disposición a pagar del consumidor mientras reducen los costos. Es decir, la tecnología es la herramienta, pero lo esencial es la actitud mental del emprendedor o empresario de imaginar soluciones consideradas imposibles con los paradigmas anteriores.
De cierta forma, estos conceptos se nutren entre ellos. Por ejemplo, el mejor uso de los datos ayuda a que participantes de cadenas productivas diversas puedan crear redes de colaboración para una producción con cero residuos.
Así también, se buscan materiales más fáciles de reciclar como los biológicos, y las cadenas se hacen más colaborativas encontrando oportunidades de intercambio y sinergias de activos o capacidades.
La ciencia económica no ha tenido cambios dramáticos en sus métodos de análisis para el equilibrio y crecimiento macroeconómico, sin embargo, en lo microeconómico, los cambios en la forma de usar o asignar los recursos, fijar precios, crear y distribuir el valor, está generando una revolución imposible de ignorar.