El foro pinta bien, Ruth Hidalgo, directora de Participación Ciudadana y decana de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la UDLA y Flavia Freidenberg, profesora investigadora de la UNAM y reconocida politóloga, abordarán, con la moderación de Juliana Ferreira del Instituto Nacional Demócrata (NDI), la participación política de la mujer. Un panel de mujeres que analizará desde su realidad y experiencia la problemática con la que se enfrentan en la práctica de la política y los hombres, del otro lado, escucháremos y aprenderemos.
Flavia presenta avances de proyectos desarrollados por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y la Red de Politólogas y explica tanto los obstáculos que dificultan la participación política de las mujeres en América Latina como las buenas prácticas para romper techos de cristal y mejorar esa participación, dentro de las cuales están la paridad obligatoria en listas pluripersonales y el encabezamiento de la mitad de las listas por mujeres, reforma a la ley electoral ecuatoriana que deberá aplicarse en las elecciones de 2021.
Ruth, por su parte, dentro de los problemas que dificultan e inciden en la baja participación política de las mujeres en el Ecuador, identifica a la violencia de la que son objeto y presenta un detallado y alarmante informe del trabajo realizado por Participación Ciudadana que expone las agresiones a mujeres políticas en Twitter. Los resultados son espeluznantes y explicarían porque muchas mujeres deciden pasar de la política.
Luego de un interesante cruce de ideas entre las participantes y con el público, llega la pregunta de cajón, la que usualmente se usa para poner en duda la efectividad de las acciones afirmativas (como la paridad en las listas), para disminuir la discriminación atávica que sufren las mujeres, sobre todo en la práctica de la política: ¿cómo se garantiza que la representación política de las mujeres sea de calidad?
La respuesta de Flavia es contundente: si quienes eligen no votan por mujeres u hombres pensando en sus programas o ideas, no pueden ser tan cínicos de exigir luego calidad en esa representación. Y es que el problema no es asegurar la calidad de la representación de las mujeres, el problema es asegurar la calidad de la representación más allá del género y, en Ecuador, como podemos ver en la clase política actual, mujeres y hombres nos quedan debiendo.
Se debe rescatar, sin embargo, que en el país, de acuerdo al Barómetro de las Américas, 3 de cada 4 personas en edad de votar está en desacuerdo con que los hombres sean mejores líderes políticos que las mujeres, pero si no somos responsables al elegir entre candidatos, poniendo en consideración sus programas e ideas, no podemos ser tan cínicos de pedirles representación de calidad, sean mujeres u hombres.