El 2017 quedará marcado como el año en que el sector camaronero se posicionó como el principal producto de exportación no petrolero del Ecuador. Aunque la diferencia fue mínima respecto al banano -apenas USD 3 millones-, resultó suficiente para evidenciar que sí hay sectores que hacen la tarea que se reclama a la empresa privada.
Superar 40 años de hegemonía del banano es una tarea de constancia, inversión, investigación, búsqueda de nuevos mercados y mejoramiento continuo en toda la cadena productiva. Si bien se trata de un producto tradicional de exportación, detrás hay trabajo en maduradoras, laboratorios, piscinas, fábricas de alimentos, plantas procesadoras y exportadoras.
El mejoramiento genético de las larvas y la producción de algas para la alimentación son parte del valor agregado para obtener un camarón más robusto y resistente, clave para posicionarse en el exterior.
El desempeño del sector también responde a una dinámica del mercado internacional, específicamente del asiático, al que se destinó el 58% de las ventas.
El escenario internacional resultó favorable para las materias primas, que son el principal componente de las exportaciones ecuatorianas. El 72% de las ventas del país se concentró al año pasado en cinco productos: petróleo, camarón, banano, cacao y flores. Todos crecieron, excepto cacao.
Los productos primarios suelen tener alta volatilidad de precios en el mercado, basta ver lo que ha sucedido con el petróleo. Por eso, el objetivo debe ser ampliar la oferta exportable, no solo de materias primas sino de bienes industrializados y servicios.
El año pasado hubo un crecimiento del 11% en las exportaciones de los productos industrializados, pero el monto todavía no llega a los niveles que se tuvieron en el 2013.
Además, las ventas se concentraron en tan solo tres productos. Se necesita contagiar la misma estrategia de los camaroneros a muchos más sectores.