Las aguas parecen volver a su cauce tras la tormenta política. La designación del nuevo Vicepresidente abre otro capítulo.
Mientras llegan las buenas nuevas de la China y acaso algún viento del desierto, el mar agitado parece haber entrado en un remanso, en una suerte de calma chicha, quién sabe por cuanto tiempo más.
La verdad es que el intempestivo sacudón de las denuncias sobre los diezmos de que se imputa a María Alejandra Vicuña, su aceptación, la ‘liberación’ de funciones, renuncia y la relativamente rápida designación del nuevo Vicepresidente pasaron como un ciclón que no deja mucho tiempo para reflexionar y asimilar el episodio.
Una primera reacción fue la sorpresa de la terna. Nombres nuevos, desconocidos, como si los ‘conocidos’ fuera garantía de algo, dadas las experiencias que el país ha tenido. La verdad es que no había motivos para dudar, como no sea esa desconfianza que se ha labrado en algunos años aquello que aparezca cerca de la políticos cuando muchos que se comportaron con los peores vicios de la política se encargaron de desacreditar a todos (¡Que se vayan todos repetían al sur y al norte!, pero nadie nos dijo lo que sucedería con los que vendrían después de que todos se hubieran ido).
La terna estuvo conformada por personas desconocidas para la mayoría pero cuestionar su trayectoria y hoja de vida – que luce limpia y experimentada en distintas actividades – sin suficientes argumentos, no parece serio. Muchos conocidos dieron al país un chasco monumental, de modo que, otorgarle un voto de confianza al Presidente en este caso, que parece obrar en algunos aspectos con coherencia y en medio de varios desaciertos, también ha dado muestras de querer cambiar el rumbo, no luce tan descabellado.
Lo cierto es que nos falta paciencia. El Presidente ha dicho que asignará funciones al Vicepresidente a su retorno del viaje, pero muchos ecuatorianos, políticos, analistas, expertos y los inefables sabelotodo de las redes sociales ya quieren darle a Don Otto tareas de los más variopintas.
Por ahora, Otto Sonnenholzener debe revisar el cuadro burocrático de la Vicepresidencia, saber si hay experiencia y pergaminos en funcionarios de carrera – debe haber muchos – o si hay silenciosos parásitos infiltrados de la Revolución Ciudadana a la que pueden seguir sirviendo, actuando de orejas de quienes creían en un sistema de intrigas y delaciones, como quedó demostrado en varias de las actos de los obedientes feligreses de la religión verde flex y que veían a los diezmos como cosa normal y a la apropiación de los bienes públicos como una suerte de derecho natural.
Por cierto, a propósito de diezmos, la investigación de la Fiscalía sobre de esta deleznable práctica política no debe quedar ahí, hay que seguir adelante y desnudar a todos los dignatarios o funcionarios que hayan abusado de su poder y se hubieren beneficiado de dinero ajeno, al cobijo de cualquier tienda partidaria. Sea cual sea.