Me estoy volviendo un fanático de la palabra “leaks”. Luego de las publicaciones de Wikileaks, ahora el Center for Public Integrity y su proyecto, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, en sus siglas en inglés), desvelan masivamente documentos que muestran el uso de paraÃsos fiscales en todo el planeta.
El fenómeno ya conocido como Offshore leaks concierne a alrededor de 2.5 millones de documentos filtrados de dos compañÃas, Portcullis TrustNet y Commonwealth Trust Limited, especiaizadas en establecer montajes financieros en paraÃsos fiscales, principalmente en las Islas VÃrgenes Británicas.
Entre los implicados hay franceses, griegos, las hijas del presidente de Azerbaijan, etc., pero por la multitud de los involucrados chinos, la revelación ya tiene un apodo… Chinaleaks.
Es una avalancha de escándalos que afectan a los llamados “prÃncipes rojos”, los parientes y cercanos de los dirigentes del Partido Comunista Chino. Entre ellos varios hijos de Wen Jiabao, uno de ellos presuntamente posee a través de un paraÃso fiscal la China Satellite Communications Company (empresa en camino de ser el primer operador de satélites de Asia), el multimillonario cuñado del presidente Xi Jinping, los parientes de Deng Xiaoping (quien dirigió al paÃs entre el 78 y 92) o del exprimer ministro Li Peng, asambleÃstas, jefes de empresas públicas, etc.
Por supuesto, con la plata baila el mono, varios bancos occidentales contribuyeron al desarrollo de estas operaciones, UBS, JP Morgan, Credit Suisse o auditores. Unos pocos minutos en Internet bastan para descubrir el sinfÃn de indignantes riquezas escondidas y miserables montajes.
Claro, Internet allà donde lo haya, porque apenas se ha desvelado el escándalo, el Gran Cortafuegos de China (tan fanáticos de su muralla, han nombrado de esta manera al sistema informático que censura y supervisa el Internet) ha bloqueado las palabras offshore, o princeling (“principito” como se los conoce en China) en la red social popular del paÃs, Weibo. Pero además los sitios de periódicos que participaron en la difusión de la noticia como El PaÃs (España), Le Monde (Francia), The Guardian (Reino Unido), Global Mail (Australia) fueron también bloqueados.
¿Qué sorprende de este escándalo? Asombra que las autoridades chinas pretendan que esa censura funcione en un mundo globalizado y que la gente desconozca el asunto.
Sorprende que las autoridades chinas no se den cuenta del mazazo que es la censura para la reputación del paÃs – igual o peor que los mismos escándalos fiscales.
Es otra gota más en un vaso bastante lleno; sorprende que haya paÃses que frente a este tipo de actitudes sigan pensando en China como su hermoso ángel de la guardia .