El pasado domingo se cerró el plazo para que los diferentes partidos y movimientos políticos definan en elecciones primarias a los candidatos que correrán para los comicios del próximo 7 de febrero. Como en ningún otro proceso electoral, ahora hemos alcanzado una cifra record: 19 candidaturas a la Presidencia de la República.
Los partidos, por lo general, dan forma a la competencia política y proporcionan los símbolos que orientan al electorado. Toman posición frente a cuestiones claves que dividen a la sociedad. No obstante, resulta complicado pensar que las 19 postulaciones difieran diametralmente en aspectos de carácter ideológico (izquierda, centro o derecha), así como en otros aspectos que pueden ser preponderantes (religión, étnicos, culturales, etc). Esto va a generar mayor confusión en el votante.
A más de ello, la realización de un proceso electoral con un número tan elevado de candidatos lleva a una mayor fragmentación y dispersión del voto. Esto va a generar problemas de legitimidad y gobernabilidad ya que las candidaturas que pasen la una segunda vuelta lo harán con porcentajes relativamente bajos (no más del 25%) y con seguridad no tendrán una mayoría en el legislativo.
Pese a que el Código de la Democracia fue reformado en meses pasados, muy poco se hizo para reducir el número de agrupaciones políticas. Si no me equivoco están registrados a nivel nacional cerca de 278 partidos y movimientos políticos. Y el hecho de que existan tantas tiendas políticas en el Ecuador no solo se debe a la norma sino a la aplicación antojadiza y hasta cierto punto arbitraria de parte del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Otro de los factores que ha llevado a la proliferación de candidatos es también la norma. Uno de los requisitos para que los partidos mantengan su vigencia y registro es que presenten candidatos en cada elección y obtengan un porcentaje mínimo de apoyo.
El Código de la Democracia contempla también la posibilidad de realizar alianzas. Para este proceso electoral se ha fijado como plazo máximo el 3 de septiembre. Por ello, es probable que en el transcurso de los próximos días esas 19 postulaciones tiendan a disminuir.
Probable pero no cierto. Y el problema es que las agrupaciones políticas en el Ecuador siguen funcionando bajo dinámicas caudillistas. Son esos caudillos y “dueños” de los partidos que no solo han dificultado la promoción de nuevos cuadros sino incluso que todas las decisiones se tomen en función de sus intereses. Eso es lo que va a dificultar la consecución de alianzas.
Pero eso es justamente lo que percibe ahora la ciudadanía y ha llevado al alto grado de rechazo hacia los políticos y los partidos tradicionales. No son medios genuinos de intermediación y representación.
¿Demasiados candidatos? No sé. Posiblemente sea muy generoso decir que no pasan de cinco los que realmente están capacitados para gobernar, tienen ideas claras y cuentan con un equipo solvente para asumir la compleja situación que afronta el país.