La mayoría de especies de primates que habitan la región Amazónica de Ecuador, tienen un tiempo de gestación de 3 a 4 meses. Si los derechos de la naturaleza consagrados en la actual Constitución se cumpliesen, después de 8 años de vigencia, las selvas cercanas a las ciudades –como Puyo, Pastaza- deberían rebosar de las 16 variedades de monos que habían en la zona y de las vistosas guacamayas que se veían hasta hace unos años.
Deberíamos vivir el mismo fenómeno que en Costa Rica. Uno de sus ministros de turismo, me dijo: “nuestros parques nacionales no son de papel”, lo que significa que toda la política de protección de especies se cumple, y en efecto, uno de los ejemplos más claros es el mono aullador, que casi había desaparecido en todo el país, pero con la ley de parque nacionales, no solo que la especie se recuperó sino que ya invade San José, su capital.
Fenómeno ausente en todo el Ecuador. El gran atractivo turístico que supone ver animales silvestres en los bosques adjuntos a las ciudades, desapareció de la Amazonía. El único sitio donde se observan monos libres es en Misahuallí – Napo.
Hace muchos años en la vía Baños – Puyo, en el control de Mera se examinaban todos los coches tanto al ingreso como a la salida de la Amazonía.
Estas revisiones desaparecieron casi por completo hace ocho años, lo que dio luz verde para que los traficantes de vida silvestre capturen animales y los saquen libremente. Esa es la razón de la desolación que viven nuestras selvas.
Obviamente, sin control se favoreció todo tipo de tráfico ilegal.
Hace dos meses en el control de Mera, unidades del Ejército y Policía, están nuevamente realizando esporádicos controles a algunos coches; debido al gran flujo vehicular, en las actuales condiciones es imposible revisar lo que transportan los cientos de autos que circulan diariamente, esto ha permitido comprobar lo que ya se sabía: el tráfico de vida silvestre es tan alto que incluso en los buses públicos, se transportan animales sin muchas precauciones.
En la socialista Constitución de Montecristi, la única del planeta que garantizaba derechos a la naturaleza, la que obedecía a la Pacha Mama; la protección a las especies silvestres, fue un show más, otro compendio de mentiras revolucionarias que sirvieron para a que los gobernantes anteriores, se vistieran de verde y hagan alarde de supuesta protección y defensa de la biodiversidad.
En los hechos, se eliminaron los controles y con ello los colores y la alegría de muchos animales amazónicos, que falsamente se promocionaron en ferias y en propaganda turística engañosa, usada como gancho para atraer turistas, que al venir encuentran bosques talados reemplazados por pasto y árboles de poca valía; y que si desean ver animales, solo pueden hacerlo en sitios de poca capacidad y pobre infraestructura, insignificantes ante los mega zoológicos de los países desarrollados.