Casi unánime es el criterio de los analistas respecto de la medianía y pocas luces de los debates parlamentarios. Muchos lamentos y críticas mordaces, pero casi ninguna aclaración del fenómeno. Hay comentarios que atribuyen la situación a la descomposición del sistema político electoral. Pero tal explicación no es suficiente. Nos olvidamos que esos oradores son resultado de una pésima educación en la casa y en la escuela.
Hay un déficit de liderazgo e inteligencia estratégica por las malas o ausentes políticas educativas y culturales, durante décadas. Tal fenómeno tiene enormes costos políticos como el deterioro de la ciudadanía y de la democracia, que a su vez impacta en la economía.
Angustia el estado de la educación y de la cultura. En estos días más de cien historiadores, archiveros, docentes, investigadoras, filósofos y cientistas sociales, nacionales y extranjeros, circulan una carta de alerta sobre el peligroso deterioro y vulnerabilidad de valiosas fuentes primarias, sin las cuales no se realizan las investigaciones históricas y sociales.
Señalan que: “El patrimonio cultural del Ecuador sigue en peligro. Han pasado 26 meses y varios ministros de Cultura desde que el edificio Aranjuez (que alberga fondos bibliográficos colecciones arqueológicas y arte contemporáneo de la Colección Nacional), fue declarado en situación de grave riesgo por la Secretaría Nacional de Riesgos (noviembre de 2019). En estos meses se produjeron varios sismos con repercusiones en Quito. Pero los bienes patrimoniales históricos reunidos durante décadas por el Banco Central y entregados en custodia al Ministerio de Cultura siguen embalados en el edificio (…). A esta circunstancia se suma la inaudita decisión de recortar en un 70% la asignación estatal para la Biblioteca Ecuatoriana Aurelio Espinosa Pólit, acervo documental y bibliográfico inestimable del Ecuador.”
Se demanda respuestas al Min. de Cultura, mientras crece la angustia al vernos en el espejo de la Asamblea.