La alegría y satisfacción que muchas personas experimentan al adquirir un vehículo nuevo o usado suele tornarse en un dolor de cabeza al momento de iniciar los trámites para matricularlo.
Para cumplir con este requerimiento obligatorio, los usuarios deben desplazarse hacia diferentes lugares, algunos muy distantes entre sí, con el fin de obtener toda la documentación requerida (notarías, agencias bancarias, registro mercantil, centros de revisión vehicular, dependencias de la Agencia Nacional de Tránsito, etc.).
Esto implica destinar varias horas de valioso tiempo a procedimientos aparentemente sencillos que, no obstante, con frecuencia suelen complicarse por motivos muy variados.
Para quienes cumplen horarios de oficina, particularmente, estas tareas resultan difíciles de llevar a cabo en las circunstancias actuales. Si la autoridad de tránsito siguiera el ejemplo de otros países y pusiera a disposición de los contribuyentes todos esos servicios en un mismo lugar, los procesos serían mucho más fluidos y eficientes.
La idea de satisfacer todos esos requerimientos y de llevar a cabo todo el proceso en pocas horas debe ser un anhelo de muchos ciudadanos.