Las vías se acceso al aeropuerto de Quito, en Tababela, son sitios de paso obligatorio para las caravanas de motociclistas, cada jueves.
De manera preferente, los jueves de cada semana (salvo excepciones), muchos propietarios de motocicletas se reúnen cuando la noche empieza a caer, para compartir lo que cada uno ha vivido a lo largo de la semana, hacer bromas, distenderse y luego salir a rodar sobre sus vehículos a lo largo y ancho de la capital.
El sitio de reunión generalmente es alguna gasolinera (del sector norte de Quito), adonde asisten puntualmente a la hora convenida, debidamente ataviados para las circunstancias.
Es así que vemos tanto a grupos de marcas específicas de motocicletas en los que sus integrantes se juntan por la similitud de las mismas, como a congregaciones de lo más variopintas, donde se funden motos de cualquier tipo, modelo, marca o cilindrada, pues lo único que prima es la pasión de sus propietarios por las dos ruedas.
No obstante, el denominador común en ambos casos es disfrutar de momentos de esparcimiento con los amigos que tienen gustos similares.
Parecidas circunstancias se dan también a tempranas horas de los sábados o domingos, cuando estos grupos de motociclistas, a veces numerosos, organizan paseos a diferentes sitios de nuestra geografía, con el afán de dar rienda suelta a esa sensación de libertad que proporcionan las motos.
Para esos viajeros he compartido opciones de paseo en otras circunstancias, y lo seguiré haciendo en futuras entregas.
Es mi intención, esta vez, sugerir rutas atractivas para aquellos entusiastas que se reúnen los jueves en la noche y quieren hacer un paseo por las zonas periféricas, pero sin alejarse demasiado de los límites urbanos. Una vuelta de moderada extensión puede tardar entre dos y cuatro horas, incluyendo una parada para comer algo.
El traslado del aeropuerto de Quito al sector de Tababela implicó la construcción de excelentes vías de acceso hasta ese sector, además de que se mejoraron las ya existentes. Eso permite que los paseos en moto sean más seguros y confortables.
Una alternativa inicial, y solamente como referencia, es tomar la avenida Simón Bolívar en sentido sur-norte, hasta la Panamericana, en el sector de Carapungo, continuar por esta hasta cruzar el Peaje de Oyacoto y, un poco más abajo, tomar el desvío hacia la derecha por la nueva vía Collas, hasta llegar al aeropuerto.
Allí se puede hacer una parada de descanso. De hecho, muchos motociclistas la hacen para reagruparse, pues hay quienes van más rápido y otros más lento.
Desde ahí se continúa por la autopista que une el aeropuerto con el redondel de la carretera E35 (en el tramo que va desde Pifo hasta El Quinche) para continuar hacia el sur. Quienes lo deseen pueden ingresar a la población de Tababela y visitar el parque central, que es muy bonito, limpio y ordenado, con el fin de conocerlo, reconocerlo o hasta tomarse fotos.
De vuelta en la carretera E35, se sigue por ella hasta encontrar el paso a desnivel que la une con la carretera Interoceánica, Ahí se debe tomar hacia la derecha, en sentido oriente-occidente, hasta llegar al redondel donde empata con la Ruta Viva, a la altura de la entrada a Puembo.
Desde ese punto hay dos opciones para continuar la ‘rodada’: seguir recto por la Interoceánica hasta Quito, pasando por las poblaciones de Tumbaco y Cumbayá, o virar a la izquierda y tomar la Ruta Viva, ascender por esta hasta la avenida Simón Bolívar, ingresar a Quito por la vía de los Conquistadores o por el túnel Guayasamín y cerrar el círculo.
No obstante, el retorno por la Ruta Viva abre una tercera opción que es tomar el desvío hacia la vía Intervalles, en sentido sur-norte, y continuar por ella hasta El Tingo y San Rafael, en el valle de Los Chillos.
Una vez ahí, se puede emprender el regreso a Quito por la autopista General Rumiñahui. Esta vuelta implica un recorrido que puede sobrepasar los 100 o 120 kilómetros. Los propietarios de motos más grandes y potentes, o quienes dispongan de más tiempo pueden avanzar hasta Sangolquí y desde ahí hasta Tambillo, por la vía a Amaguaña, para regresar a Quito por la Panamericana sur hasta el sector de Santa Rosa, y desde ahí tomar la Simón Bolívar hacia el norte.
Cualquiera de los recorridos puede realizarse en sentido inverso, en función de las preferencias o conveniencias particulares.
En cualquiera de las opciones recomendadas las vistas son espectaculares y los paisajes que se observan desde los sitios elevados, con el contraste de luces y sombras, son muy atractivos. En la ruta se pueden encontrar restaurantes y sitios de venta de comidas muy variadas. ¡A disfrutar de la ‘rodada’!
Hasta la próxima.