Juan Pugo (d) se entrena en resistencia, en Cuenca. Foto: Manuel Quizhpe / EL COMERCIO
Juan Pugo dejó la mecánica industrial para dedicarse al atletismo. Esa decisión tuvo su recompensa, el pasado 8 de junio, cuando en los 1 500 metros planos cronometró 04:13.72 y alcanzó la marca mínima para los Parapanamericanos en Lima.
El tiempo de 4 minutos, 13 segundos y 72 centésimas lo registró en Grosseto, Italia, durante el Gran Prix Paralímpico de Atletismo. Así consta en la página oficial del certamen: World Para Athletics Grand Prix 2019. Terminó detrás de Owen Miller (británico), Yuki Iwata y Keiya Kobayashi (japoneses) y Oguz Turker (turco).
Su trabajo matutino como soldador de sillas y mesas en un taller cercano a su casa, lo compaginaba con sus estudios nocturnos en el Instituto Psicopedagógico Agustín Cueva. Tiene discapacidad intelectual y está en la categoría T20. Desde hace un año se dedica solo al atletismo, con la ayuda de su madre, Angelita Pugo.
A finales de abril pasado fue reconocido como atleta paralímpico, tras unas evaluaciones psicológicas y físicas efectuadas por médicos y profesionales. Las mismas se realizaron en el Centro Paralímpico de São Paulo, Brasil, antes del Gran Prix Loterías Caixa. Allí fue segundo en 1 500 m.
Pugo recuerda que, en la mecánica, se dedicaba exclusivamente a soldar. Otros cortaban los tubos para que él armara las sillas y mesas. Durante dos años compartió ese oficio con los estudios. Sin embargo, su progenitora le ofreció apoyo para sus pasajes y otros gastos, y así priorizara su preparación.
Además, se autofinancia con las carreras callejeras de los fines de semana. Por ejemplo, este año ha corrido la Ruta Nocturna 10K, el Circuito Cruz del Vado, la Ruta de los Tres Juanes entre otros. Pese a competir con rivales convencionales, ha ocupado posiciones estelares y ha recibido entre USD 300 y 500.
Pugo incursionó en el atletismo en el 2015, guiado por su compañero Xavier Bravo, quien lo llevó a la pista Jefferson Pérez. Se entrenaba por ‘hobby’, pero tras conocer a su actual técnico se enfocó en objetivos importantes. “Ahora mi meta es ser medallista de los Juegos Parapanamericanos”.
Adrián Torres, su entrenador, armó un proyecto a inicios de este año con el reto de clasificar a los Parapanamericanos, previsto entre el 23 de agosto y 1 de septiembre en Lima.
Según Torres, con un tiempo de 4 minutos y 5 segundos (04.05) se puede alcanzar una medalla. “Vamos a trabajar en el control de los tiempos, especialmente al inicio para que tenga un mejor remate”.
A mediados de noviembre próximo intervendrá en el Mundial de Atletismo para deportistas con discapacidad intelectual en Dubái y si gana una medalla tendría cupo directo para los Juegos Paralímpicos Tokio 2020.
El corredor de 25 años está convencido que competir con rivales convencionales le ha ayudado a mejorar su fuerza física e intelectual. Aunque uno de los obstáculos es el tema económico, entidades deportivas nacionales han financiado sus viajes a Panamá, Emiratos Árabes Unidos, Brasil e Italia.
Para Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos) viajó con la delegación nacional que participó en los Juegos Mundiales de Olimpiadas Especiales. Allí obtuvo la medalla de plata en la distancia de 3 000 m planos.
Torres define a su alumno como un corredor de fondo (antes corría los 5 000 y 10 000 metros), pero que tuvo que adaptarse al medio fondo porque en el programa paralímpico solo hay 1 500 m.