El álbum del Mundial de 1986 es el que más tiempo tardó en llenar. Patricio del Castillo tenía entonces 13 años y dependía de sus padres para obtener los cromos. No tenía ingresos propios.
Además, en ese 1986, en Ecuador el álbum y los cromos los distribuía una empresa de productos alimenticios, siempre y cuando los clientes compraran sus productos.
“Tocaba esperar que mis papis hicieran las compras en ese supermercado para ver los cromos”, cuenta Del Castillo, ecuatoriano-alemán, quien ahora tiene 50 años.
El coleccionista esperaba con ansiedad que sus progenitores llegaran con las pegatinas del Mundial en el que brilló el argentino Diego Armando Maradona. De lo contrario, se reunía con amigos para intercambiarlos.
Al final, pegó todos los cromos en cinco meses. Es algo que mantiene como una reliquia entre la numerosa colección de álbumes mundialistas que, desde 1970, publica la multinacional Panini.
En un anaquel tiene distribuidos 650 álbumes. Además, posee 280 000 cromos. Los tiene protegidos por carpetas de plástico, compradas en Estados Unidos.
Durante el encierro por la pandemia del covid-19, hace un año, tuvo tiempo para contabilizar y organizar sus objetos más preciados. Sin embargo, hasta ahora no logra ordenarlos con rigurosidad.
Su reliquia también incluye versiones de álbumes en suizo-alemán y hebreo. Cuenta con una colección de cromos de futbolistas en los que constan sus firmas, una colección exclusiva. Entre ellos, está el del brasileño Pelé y del portugués Cristiano Ronaldo.
No solo tiene colecciones mundialistas. También dispone de álbumes de la Eurocopa, la Copa América, la Bundesliga, de la Champions League, del Mundial Femenino y del FIFA 365.
El valor de su colección es incalculable; venderla es algo inadmisible para un coleccionista, por lo que no se le ha cruzado por la mente. ¿Qué pasará con su patrimonio si fallece? “Es algo que no me lo he preguntado”, responde.
Del Castillo adquirió recientemente el álbum de México 1970, con cromos incluidos, por un valor de 6 000 euros (USD 6 024, según el ultimo cambio actual de las divisas).
Lo compró por internet en Europa y realiza los trámites para ya tenerlo en casa. Para comprarlo, el ecuatoriano hizo un préstamo que -asegura- valió la pena. Es en el que más dinero ha invertido.
Siempre está atento a las novedades de Panini. Todas las noches ingresa a internet para chequear los nuevos productos.
Además, ha establecido contactos en Estados Unidos y Alemania. Chatea con otros coleccionistas para obtener cromos.
También, gracias a su colección, tiene clientes en Ecuador a quienes les vende álbumes completos.
Espera con muchas ansias que en las próximas semanas ya salga a la venta el álbum de Catar 2022, donde Ecuador jugará su cuarto Mundial. Desde ya planea llenar ediciones de cuatro países diferentes.
Una vida de colección
Su pasión por llenar los álbumes mundialistas nació a los 4 años. En la escuela ofrecían álbumes de paisajes, naturaleza y de fútbol.
A él siempre le llamó la atención el balompié.
De niño admiraba al arquero Mario Rubén Quiroga, ‘El Chapulín’, que jugaba en Liga, el equipo del que es aficionado en Ecuador. En Alemania, apoya al poderoso Bayern Múnich.
Así, el fútbol siempre lo ha acompañado. Tuvo más facilidades para llenar los álbumes cuando estuvo en Alemania.
Su padre, Walter del Castillo (+), fue embajador de Alemania en los ochenta. “Aquí, en Ecuador, apenas se sabía de los álbumes”, expresa el coleccionista, para quien es inadmisible dejar un álbum ‘a medias’. Es decir, sin todos sus cromos.
Eso sí, él conserva álbumes vacíos, aunque dispone de los cromos. “Si pego los cromos, el álbum se devalúa”, comenta satisfecho.