El mediocampista colombiano Diego Arango cumplirá este año uno de los sueños más importantes en su carrera futbolística. Jugará fuera de su país, concretamente en el Manta Fútbol Club.
Su llegada al equipo ‘atunero’ fue una sugerencia exclusiva de su compatriota y estratega Armando Osma. Según el entrenador, se sintió atraído por su “habilidad y solvencia en la marca”.
Pensó en él después de descartar al ecuatoriano Jean Carlos Ramos. Según Osma, con su juego, el medio campo del equipo ‘atunero’ ganará jerarquía y proyección hacia el ataque.
Arango empezó su carrera deportiva en 1999, en el Atlético Nacional de Medellín. Recuerda que fue en un clásico contra el Deportivo Independiente de Medellín por el torneo colombiano. “Estaba muy nervioso, pero el apoyo de mis compañeros me fortaleció”, cuenta el jugador de 31 años y 1,72 metros de estatura.
Su destacada actuación en el campeonato de ese año hizo que la dirigencia del Once Caldas se fijara inmediatamente en él. Ese club le ofreció un contrato por tres años con la opción a renovarlo si destacaba en el equipo.
Arango recuerda que su paso por el equipo albo le ayudó a consolidar su carrera. Tanto así que se quedó en el club hasta el 2007. Ese año, el Atlético Bucaramanga le ofreció un contrato por un año y él aceptó.
Lo hizo porque consideraba que su ciclo en el equipo de Manizales, ciudad sede del Once Caldas, había finalizado. “Quería cambiar de aire y entregar mi talento a otro club”, confiesa.
Pero su paso por el Bucaramanga duró apenas un año. En el 2008 pasó al Atlético Huila y un año después se fue al Deportes Palmira. En ese club, recuerda, tuvo problemas con el cuerpo técnico lo que hizo que regresara al Huila.
Pero en el 2010 retornó a “un viejo amor”, como el mismo cataloga al Once Caldas. Y regresó para ser campeón. Ese año ganó, con el equipo blanco, el torneo finalización del fútbol colombiano.
Ese título no lo retuvo. El mismo Osma lo llamó por teléfono en diciembre pasado para preguntarle si estaba interesado en jugar en Ecuador. Él aceptó y se planteó un objetivo, al igual que el resto del equipo: clasificar al Manta a un torneo internacional.