Isabel Oyarvide, velocista ecuatoriana que sigue la huella de Ángela Tenorio. Foto: Manuel Quizhpe / EL COMERCIO
Isabel Oyervide se emociona al recordar la experiencia vivida en Cuenca, en mayo pasado, con motivo del Gran Prix Internacional Richard Boroto. Allí, con 15 años, corrió la final de los 100 metros planos con las atletas olímpicas Ángela Tenorio y Marizol Landázuri.
Su emoción es por la admiración que tiene a las dos seleccionadas nacionales, especialmente a Tenorio. “Ángela es mi ídolo por sus éxitos mundiales, es una luchadora en la pista, de ella aprendí a no darme por vencida”. Empezó a seguir sus pasos hace cuatro años, cuando incursionó en las pruebas de velocidad.
La atleta cuencana cumplió 16 años el 25 de agosto. Su facilidad de expresión le permite hablar con seguridad. Califica como algo espectacular correr con Tenorio y Landázuri.
“Son rapidísimas, profesionales del atletismo”. Ellas, en los 100 m, registraron tiempos de 11.55 y 11.60; la adolescente cronometró 12.55.
En esa carrera, Oyervide terminó sexta pero cumplió su sueño de competir con rivales mundialistas. Esa experiencia le servirá para participar en los Juegos Suramericanos de la Juventud, cuyas pruebas se realizarán del 6 al 8 de octubre en Santiago de Chile.
La seleccionada ecuatoriana viajará el próximo martes con destino a Santiago y su compañera será Gabriela Suárez, de Napo. Ambos intervendrán en las distancias de 100 y 200 metros planos, así como en las postas. Las brasileñas, colombianas y chilenas son las principales adversarias.
Las dos son permanentes rivales en los torneos nacionales de la categoría prejuvenil. “Ella me ha ganado, pero estoy poniendo ñeque para que eso cambie en las próximas competencias”. Su objetivo es clasificar a los Juegos Olímpicos del próximo año en Buenos Aires, Argentina.
Oyervide es velocista por sugerencia de Lourdes Cedillo, su profesora en la Unidad Educativa Rosa de Jesús Cordero. El talento de su alumna lo descubrió cuando en la escuela era la más rápida del grado durante las clases de cultura física. Ahora cursa el segundo año de bachillerato.
Cedillo le sugirió que se entrenara con Juan Pablo Molina, técnico de los velocistas azuayos. Con cierta indecisión aceptó el reto y bajó a entrenar en la pista del estadio Jefferson Pérez. Sus dudas fueron porque los azuayos se destacan en pruebas de semifondo, fondo y marcha.
Según Molina, Isabel llegó con la idea de correr por ‘hobby’. “Le pedí que hablara con sus padres, que yo no estaba para pasar el tiempo. Creo que fui un poco grosero, pero valió la pena”. Al día siguiente acudió a la práctica con la decisión de ser una atleta con proyección. Él está convencido que los velocistas azuayos también pueden sobresalir.
El adiestrador azuayo destaca que las mejores marcas de su dirigida, en los últimos seis meses, son 15.55 y 25.55, en las pruebas de 100 y 200 metros. Él la define como una atleta obediente, puntual y cumplidora con sus planes de preparación. Siempre está motivado al resto de compañeras.
La atleta sabe lo difícil que es entrenar y estudiar. Los días de clases duerme pasadas las 23:00, tras realizar sus tareas académicas. Se despierta a las 05:20 para ir al colegio y llega a su hogar a las 14:45. Tiene poco tiempo para almorzar y cambiarse porque las prácticas se inician a las 15:15, en la pista
atlética Jefferson Pérez.
Su principal motivación es vestir los colores de Ecuador. El 2015, con dos años de entrenamiento, se estrenó en un Sudamericano de Atletismo en Asunción, Paraguay, siendo octava en 150 metros. También, compitió en un torneo internacional en Antioquia, Colombia, donde ganó medallas de plata y bronce en 80 y 150 m.