Clan Juvenil perdió 14 puntos por deudas en su ruta al descenso
Los suplentes del Clan observan el entrenamiento del equipo principal del miércoles 16 de octubre del 2019, en el estadio de Calderón. Foto: Álex Puruncajas / EL COMERCIO
Los jugadores de Clan Juvenil interrumpieron abruptamente su viaje de anteanoche hasta Manta. Se habían reunido para viajar en bus, pero la Federación Ecuatoriana de Fútbol suspendió al club.
Hasta las 19:00 aguardaban que se levantara una sanción por el incumplimiento en el pago de las deudas. El club no pagó y la FEF lo sancionó.
Así, se ratificó su descenso a la Segunda Categoría, tras el ‘vía crucis’ que afrontó desde inicios de la temporada. En 29 fechas perdió 14 puntos por las deudas y el incumplimiento en la presentación de roles de pagos a la Ecuafútbol.
Los jugadores anduvieron entre Sangolquí y Calderón para entrenarse. Wilmer Zumba, uno de los pocos experimentados que se quedó en la crisis, llegaba con cuatro y hasta seis juveniles en su auto, al estadio de Calderón, desde Sangolquí.
Les daba un aventón hasta el sitio de entrenamiento y en el regreso a sus hogares. Presurosos y entre bromas, los talentos se bajaban del vehículo y se dirigían a los graderíos para cambiarse de indumentaria. Se dirigían a entrenarse en la cancha del estadio, prestada por un empresario.
Los jugadores no han recibido salarios en todo el año por parte de los directivos. Ante ello, acudieron a la Agremiación de Futbolistas (AFE) en busca de ayuda, en marzo.
La LigaPro asumió el pago de los salarios. El Consejo de Presidentes resolvió que se retuviera el dinero por derechos de TV para pagar los sueldos. El organismo también cancela a los futbolistas de Fuerza Amarilla.
Antes de la práctica, los jugadores se untaban de abundante protector solar en el rostro. Abundaban los jóvenes de entre 16 y 22 años, salvo cuatro experimentados, entre ellos el golero Zumba, de 40 años.
Carlos Quillupangui (30 años), Rubén Lajones (25) y Juan de Dios Lastra (25) fueron los otros que se quedaron.
Sentado en una banca del estadio de Calderón, Zumba lamentaba la situación el miércoles pasado, aunque resaltaba la calidad de los talentos.
Renato Salas asumió la dirección técnica desde hace cinco meses. Pidió nueve jugadores y se desprendió de ocho. Pero los refuerzos no fueron inscritos por las deudas que lo impedían. “No tuve otra opción que promover a los jóvenes”, contó Salas. En estos meses, hizo debutar a 16 juveniles.
Geovanny Hinojosa figura como presidente del Clan en los registros de la Ecuafútbol. Consultado por este Diario, expresó que el club se sostiene con aportes de quien “tiene un cariño especial por el equipo”. Sus familiares dijeron que no podía dar más declaraciones.
Para Zumba, quien fue campeón en el 2013 en Emelec (era habitualmente suplente), jugar en el Clan era una forma de mantenerse en actividad. Por las tardes también se dedicaba a entrenar a los arqueros de las divisiones juveniles. Además, se puso una ferretería.
Zumba contó que en la plantilla, los salarios oscilaron entre USD 100 y USD 800. Expresó que no hubo complicaciones con los ‘dobles contratos’.
Al respecto, Iván Hurtado, presidente de la Agremiación de Futbolistas del Ecuador, indicó que se ha aconsejado que no firmen dos contratos.
Pese a los pagos de la LigaPro, no todos se mostraron satisfechos.
Quillupangui, que ha jugado antes en Aucas y Católica, indicó que los jugadores solo han recibido porcentajes de sus salarios totales. “Pero es mejor eso a no coger nada”, confesó el mediocampista.
Quillupangui, de forma paralela, también armó un negocio de venta de electrodomésticos. Su esposa se puso al frente de la actividad comercial, que sirve de sustento para el matrimonio y sus tres hijos.