Deportivo Quito se encuentra en plena disputa del ascenso nacional hacia la Serie B en Segunda Categoría y debe disputar los dieciseisavos de final. Carlos Castro, DT de la escuadra, sueña con el ascenso y ve en la ‘AKD’ una manera de honrar a su padre.
Aunque no fue quien empezó el año con el conjunto capitalino, Castro es el responsable de que el equipo azulgrana haya superado la primera ronda de la fase nacional y se ilusione. El entrenador llegó para dirigir las llaves eliminatorias y después de una sorpresiva clasificación de la escuadra de la Plaza del Teatro.
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Aunque Deportivo Quito se había eliminado en la fase de grupos del campeonato de Pichincha y ni siquiera ingresó al hexagonal final de este, la descalificación de otros clubes le permitió llegar a medirse junto a los mejores de las demás provincias. La inhabilitación Patrón Mejía e Independiente JFA otorgó a los chullas uno de los cupos que correspondía a todos los participantes de aquel sextangular.
Cuando el ‘primer grande de la capital’ supo que tendría una nueva oportunidad de ascender a la Serie B, este se puso manos a la obra de inmediato y una de sus primeras acciones fue contratar a Carlos Castro. Una vez que se cristalizó la incorporación del estratega ecuatoriano, este y el equipo rearmaron el plantel y anunciaron nuevos fichajes.
La llegada de Carlos Castro a Deportivo Quito
Antes de llegar a Deportivo Quito, Carlos Castro estuvo al mando de Independiente JFA, club que fue inhabilitado. Pese a ello, el exfutbolista y bicampeón con El Nacional como jugador ya cuenta con una nutrida experiencia en el fútbol de ascenso.
En diálogo con EL COMERCIO, el estratega relata que llegó al conjunto de la capital tras mantener una charla con el José Pardo, presidente de la institución. Aunque le motiva el reto de devolver a los chullas a la Serie B, aquello también ha conllevado sacrificio, pero lo que cuesta… vale, y hoy está listo para los dieciseisavos.
“Ha sido un arduo trabajo y gracias a Dios, en contrarreloj, se ha logrado hacer un trabajo mancomunado junto con los jugadores, cuerpo técnico, dirigencia e hinchada para llegar lo mejor posible, en óptimas condiciones, al partido que tuvimos con Santa Elena“, sostiene Castro.
Aquellos enfrentamientos ante Santa Elena marcaron el debut y la continuidad del entrenador en la escuadra. Pese al tiempo limitado de trabajo debido a las rocambolescas situaciones que le dieron el cupo a la ‘AKD’, Castro conformó un equipo que se impuso tanto en la ida como en la vuelta a sus rivales.
Un vínculo que familiar ata a Carlos Castro y al Deportivo Quito
Entre las razones por las cuales Carlos Castro decidió ponerse al frente de Deportivo Quito se encuentra la relación con su padre y con su hermano. El primero ya falleció, mientras que el segundo es uno de sus dirigidos.
Tanto cuando fue futbolista como ahora DT, una de sus metas ha sido honrar el nombre de su padre. Ahora que está en el Quito, una institución arraigada en su familia, este considera que es otra oportunidad para hacerlo y una de las cosas que incidió para que se decida por llegar a la escuadra.
“A mí me hubiera gustado que mi padre estuviera todavía con vida y me hubiese podido ver como jugador profesional y en esta etapa de director técnico. Me decidió por venir acá en memoria de mi padre y dejar en alto no solamente su nombre, el de mi hermano o el mío, sino de esta gran institución“, señala con emoción y mientras se le dibuja una sonrisa nostálgica al tocar el tema.
Con aquella bandera, sobre todo, y en el papel de padre, hermano o amigo que le ha tocado representar para sus futbolistas, Castro sueña con el ascenso. No se desespera, pues sabe que es parte de hacer camino. El ‘gracias‘ de sus futbolistas y ver que aprenden lo que les enseña y transmite le basta, pero soñar está permitido y más cuando no solo el fútbol es el motor.