Fernando Lete (der.) y Daniel Lambri, dos motociclistas argentinos que viajan por Sudamérica. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Fernando Lete (43) partió de Buenos Aires a bordo de su motocicleta BMW R1200 GS hace 29 días, aproximadamente.
En su vehículo de dos ruedas iba acompañado de su hija Agustina (17), quien había sufrido de lupus (enfermedad inflamatoria crónica de origen autoinmunitario) hace menos de dos años.
Ella compartió el viaje de su padre hasta Chile, país en el que la esperaba su madre para regresar a Argentina. Fernando continuó con su travesía pues tenía una misión que cumplir, crear conciencia sobre la enfermedad que había padecido su hija. Y es que esta experiencia lo marcó profundamente y le despertó el deseo de incentivar a las personas de toda América sobre la donación de órganos.
Es así que Lete busca compartir su experiencia en medios de comunicación para ayudar a más enfermos. “Si todos supiéramos que venimos al mundo sin nada y nos vamos de él sin nada ayudaríamos a otros. La donación de órganos les da una nueva oportunidad de vivir a otras personas”, dijo el viajero.
Junto a Fernando estaba Daniel Lambri (42), otro argentino que había conocido en la ruta, específicamente en Lima (Perú). Sentado sobre su motocicleta, una Honda NX 250, Daniel reconoció que inició su viaje con un objetivo distinto. “Yo salí de Rosario para demostrarle a las personas que se puede recorrer el mundo en una motocicleta pequeña. No importa el modelo que uno tenga sino el conocimiento que el conductor posea sobre ella y sus condiciones”, contó Lambri.
Los dos viajeros han recorrido Argentina, Chile, Bolivia, Perú y actualmente se encuentran en Ecuador. Su objetivo es avanzar hasta Colombia y cruzar el canal de Panamá para seguir con su aventura. “Quiero conducir por tierras colombianas llevando mi mensaje. Después espero llegar a Centroamérica y Norteamérica antes de volver por barco a Brasil. Allí retomaré mi motocicleta y volveré a casa después de estar aproximadamente tres meses fuera de Argentina”, añadió Fernando.
Lete y Lambri coincidieron en que cualquier persona que sea un amante de las motos puede emprender un viaje de este tipo. “Muchos piensan que es muy caro explorar el continente de esta forma. Sin embargo, hemos demostrado que no es así. Se puede viajar barato ajustándose en los gastos”, expresaron los motociclistas.
Otro de los aspectos que destacan los turistas argentinos es la amabilidad de la gente, en especial, de otros apasionados por las dos ruedas. “Es increíble cómo las personas, muchas sin conocerte, te dan la mano y te ayudan. Vivimos casos en los que familias enteras nos recibían en sus hogares a pesar de que somos completos desconocidos. Ellos nos daban de comer y un techo”, resaltó Daniel.
Fernando también contó que uno de los secretos para viajar barato es contactarse con las ‘motoposadas’, ya que allí reciben alimento, una cama para descansar y muchas sonrisas de nuevos amigos.