Los medios de comunicación en sus espacios generalmente acogen criterios de grupos e intereses minoritarios, no siempre de trascendental importancia comunitaria ni coherentes con valores prioritarios.
Hace algunos días dirigí una carta a la Dirección de su prestigioso Diario, comentando sobre Quito y los taxistas y el trato inhumano y grosero que reciben los adultos mayores al requerir este indispensable y a veces forzoso servicio público.
Mencionaba casos apremiantes, que se han convertido en un verdadero ‘Código del Abuso’, sin que las cooperativas de taxis, la Policía de Tránsito ni autoridad alguna frene tamaños abusos. Más importante, al parecer, es dar cabida a cartas referentes al fútbol (a pesar de la vergonzosa derrota de nuestros dirigentes y seleccionados y no obstante a que nuestros estadios permanecen vacíos o a lo mucho asisten unos seis mil aficionados o menos), frente a los casos que afectan a los adultos mayores que, solo en Quito, sobrepasan casi el medio millón de personas. A este conglomerado les asiste una escasa divulgación en los medios. Se trata de minimizar su impacto e importancia.