El entendimiento natural, la lógica moral, nos orienta en la dirección de que el ciudadano común y también los funcionarios que desempeñen cualquier cargo, polÃtico o administrativo, debe proceder según el ordenamiento legal.
No debe existir ciudadano alguno que se sienta por encima de la Ley.
No es natural que quienes están encargados de generar leyes, o, de modificarlas, inciten a algún personaje a que incumpla la ley.
Es insólito el escuchar a un grupo de asambleÃstas, que de una manera absolutamente contradictoria con la naturaleza de sus funciones, inciten a un ciudadano a no acatar el mandato de una jueza.
Este sólo hecho deberÃa ser motivación suficiente para su descalificación como asambleÃstas.
No hay posibilidad que muy asambleÃstas que sean tengan derecho a atropellar, de manera escandalosa y evidente, el ordenamiento legal del paÃs.
La ley, que en este caso fue, inclusive, creada por ellos mismo, está para ser cumplida y respetada por todos. Me pregunto, si los propios creadores de la Ley se toman la libertad de incitar a un ciudadano que la incumpla, ¿qué podemos esperar de ellos?
No hay argumento válido que justifique este tipo de incitación, por parte de ningún ciudadano, a menos que sean delincuentes o cómplices delincuenciales, y que queden sin castigo.
El juez correspondiente, para el cual se genera la desobediencia deberÃa encauzar a los legisladores que se manifiestan de esta manera.