Reinaldo Rueda ha indicado a su regreso de Argentina que su contrato con la Federación Ecuatoriana de Fútbol no menciona a la Copa América como objetivo, pretendiendo así justificar de alguna manera el fracaso de la Tri en suelo gaucho. Es difícil comprender este argumento de alguien que lidera a un grupo de deportistas de élite que representa a un país y a una ilusión. ¿Será que varios de los jugadores que nos representaron en este torneo captaron anticipadamente este discurso del director técnico y de ahí su falta de entrega especialmente en los primeros dos partidos? De ser así, la máxima lección de esta copa no está en quienes realmente deben integrar la lista de seleccionados ni tampoco en el esquema táctico a aplicar en las próximas eliminatorias, sino en la responsabilidad que tiene un deportista de élite, su cuerpo técnico y dirigentes de darlo todo por el país que representan, más allá de un resultado. Muy bien por Uruguay y sus jugadores que después del brillante papel en el último Mundial y sin deudas pendientes con su afición, visten con orgullo la celeste y la defienden con tanta entrega y pundonor.