La Asamblea Nacional Constituyente, luego de recibir la terna enviada por el Ejecutivo, eligió vÃa votación a la Vicepresidenta de la República, en reemplazo del señor Glas. Los resultados se inclinaron a favor de MarÃa Alejandra Vicuña.
En la terna en referencia constaban además MarÃa Fernanda Espinosa y Roxana Alvarado, dos incondicionales de Alianza PaÃs y desde luego de Rafael Correa, quienes desde mi punto de vista, eran las idóneas para ocupar tan honroso y delicado cargo, ya que acreditan la suficiente experiencia y agallas; si la votación les favorecÃa, hubiesen tenido la oportunidad de enmendar todo lo actuado en diez años, y contribuir a la propuesta de LenÃn Moreno de devolverle al paÃs algo de estabilidad económica, social y polÃtica.
Sin embargo, es Vicuña quien debe asumir ojalá con valentÃa y sin compromisos de por medio el encargo de la Asamblea. ¿Pero qué es lo que debe hacer? Todo lo contrario que hizo el señor Glas, esto es: demostrar honestidad a toda prueba, colaborar directamente con la propuesta de Moreno; velar por los intereses del paÃs, no de un partido polÃtico en particular; inmiscuirse en los temas referentes a los sectores estratégicos, pero contando con el respaldo de los ministros de Estado, etc., gestión nada fácil, más aún si consideramos que no evidencia una trayectoria polÃtica de envergadura y poco conocimiento de los negocios del Estado; no obstante, no le queda de otra, asà que ha trabajar se ha dicho y orientar sus esfuerzos a lo prometido en su primer discurso: el enfoque social y el diálogo.
La bancada de Alianza PaÃs no acudió a la sesión, demostrando una vez más sus inicuos intereses politiqueros y ofendiendo como es su costumbre a la que ellos llaman la patria querida.