Formación: ¡Viva la revolución!
Millones de dólares son invertidos por las instituciones públicas y privadas anualmente, para mejorar la productividad, la calidad y el servicio y atender a nuestros clientes internos y externos, mejorar los climas laborales, mejorar el liderazgo, la capacidad de trabajar en equipo, la solución de los problemas, la orientación a los logros y otras competencias deseables en el ejercicio de sus funciones, los resultados según las metodologías generan cambios entre el 25% al 70% de los participantes.
En el Ecuador se invierten más de 250 millones anuales aproximadamente, de los cuales el 50% se utiliza para mejorar conocimientos, habilidades y destrezas propias de los puestos y cargos, el resto se aplica a programas de desarrollo de actitudes y comportamientos y las cifras seguirán subiendo año a año.
Si estamos en una revolución ¿por qué en el campo educativo seguimos la receta del Banco Mundial, los modelos europeos y norteamericanos que les llevaron a procesos de autodestrucción de principios, valores y crisis sociales llegando a escenarios fascistas, nazistas, racistas?
¿Por qué no reconocer un modelo por competencias donde se desarrolle el conocimiento y la actitud a la par, donde formar el liderazgo del educando tiene el mismo peso que las matemáticas, donde la aceptación al cambio va de la mano, con la flexibilidad, la resolución de problemas y el trabajo en equipo? Ya vamos más de 15 años con el mismo cuento con y sin Correa, pensamos que educación solo es cuestión de edificios. Dejemos de educar para exportar o migrar
El modelo educativo del Ecuador está agotado, tenemos educadores científicos en el Ecuador, como Alfredo Paredes, Galo Naranjo, Diego Merino y muchos otros que salen al exterior a dar cursos, conferencias y asesorías, ellos pueden sentarse a diseñar el nuevo modelo de la Educación en el Ecuador y presentarle al Presidente diferentes opciones; basta de seguir con los mismos asesores ineptos enquistados por más de 10 años, basta de educadores incapaces de ver más allá de sus narices, basta de exrectores de colegios mediocres públicos y privados, Si queremos revolución comencemos por la Educación