Desde el año 1966, en Japón, cada tercer lunes de septiembre festejan en grande a sus venerables ancianos por haber servido y contribuido, durante todos sus años de vida, a la construcción de la sociedad.
Aquà los adultos mayores, para una gran mayorÃa, son personas inservibles que ocupan espacio inmerecido en nuestra sociedad y lo más grave: ni un tal rey los considera ciudadanos porque alguien les concedió su pequeño derecho a no votar.
Ahora, a vista y paciencia nuestra, se les quiere quitar su sede, un espacio al que nunca se le han hecho adecuaciones para su merecido esparcimiento, pero que ellos sienten suyo.
¿Por qué quitarles hasta ese derecho? ¿Es que ciertas autoridades no van a envejecer? ¿No han pensado, los dueños del paÃs, que algún dÃa tendrán
que visitar el lugar?
Por si acaso esto pase, deberÃan mejorar este espacio para nuestros viejitos y no tratar de enviarlos quién sabe a dónde.