Los reclamos públicos de parte de los seguidores, principalmente, de Guillermo Lasso; y, en menor proporción, de los que respaldan la candidatura de Lenin Moreno, no hacen sino confirmar las suspicacias que despiertan los eventos auspiciados, dirigidos o controlados por las diferentes dependencias del sector público, pues las dudas respecto al último proceso electoral, no estarían, en el fondo, en desacuerdo con el Consejo Electoral, sino con el orden político actual, dada la supuesta falta de transparencia en las decisiones adoptadas, en diferentes momentos, por varios entes del Estado.
Talvez, desde luego, las cosas se agravaron por la pequeña diferencia en la votación, entre los dos candidatos, pues, en esta vez, la distancia es de apenas 2,3%, mientras en las elecciones anteriores ella fue, aproximadamente, del 13% con Noboa; 23% con Gutiérrez; y, 33% con Lasso, en la elección anterior.
Esperemos, por el bien del país, que los desacuerdos sean superados cuanto antes, pues, en el fondo, hay que evitar, como dice José Ingenieros que: “las jornadas electorales se conviertan en burdos enjuagues de mercenarios o en pugilatos de aventureros”.