En nuestra arquitectónica ciudad de Quito obtendremos el grandioso beneficio del Metro. Esta es una obra que ha tardado más de lo esperado, pero los resultados serán favorables.
Esta ciudad que ha sido galardonada por esa cultura que se ha formado a lo largo de los siglos y que, por supuesto se ha mantenido, al fin tendrá una unión con una parte tecnología de punta que envuelve al mundo actualmente. Esta idea me parece fantástica porque no cambiará la esencia de Quito, su parte antigua y preciosa; sin embargo, nos renovaremos en el aspecto tecnológico sin dejar a un lado nuestra hermosa ciudad colonial.
Los ciudadanos que piensan que es un gasto muy vano, quizá no asimilan aún que con estos cambios entramos en el mundo moderno, el mundo práctico y rápido que surge y marca la diferencia.
En el exterior, proyectos como estos son pequeños, pero que esto sea el comienzo de un país que progresa y se desarrolla cada vez más.