El gotero
Cuando nuestros hijos son pequeños, y se encuentran enfermos, utilizamos un gotero para proporcionarles la medicina que nos han recetado. Esto ayudará a que se recuperen muy pronto. Esto significa que les hemos brindado amor, empleando un simple gotero. Con amor apretamos el gotero, y con el gotero se curó nuestro hijo. El balde lo usamos de una manera diferente. Por ejemplo, lo podemos emplear para regar un arbusto, y así permitir que la planta viva, decore nuestro jardín, y nos proteja de los rayos solares cuando nos encontremos descansando. Le hemos puesto amor, al realizar algo muy sencillo: echar agua. Pero, cuántas veces nos olvidamos de usar el balde -o el gotero- para mantener vivo nuestro amor. Nos referimos al amor que deben tenerse los esposos. Nos llenamos de excusas: “es que ya no amo con la misma pasión”; “nuestro amor se está terminando”; “me cuesta, me cuesta cargar el balde para mantener esta relación”. ¿Por qué son excusas? Porque si no se puede cargar el balde para regar esa planta que se llama matrimonio, existe un gotero. El gotero no pesa; se lo puede sostener con dos dedos; basta apretar para que salga el líquido…, y el gotero…, curará: una gota, y otra gota, y otra más, acabarán por ayudar a renacer un amor que se consideraba marchito…; ya no podrá secarse…, no morirá. Hay quienes se empeñan por cargar el balde: “ya no hay pasión”, “ya no es lo mismo”, cuando, si tuvieran deseos de que salga adelante esa relación, sólo bastaría con usar el gotero…; apretamos…, ¡y listo! Disfrute con su esposa -haga lo mismo con su esposo-, todos los días.
Mario Monteverde Rodríguez
Cunado se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante
Un informe periodístico puede ser revelador; sin embargo, no puede sustituir a una investigación fiscal o, peor aún, un proceso judicial. Lamentablemente, la tendencia actual de ciertos periodistas implica emitir juicios con tintes innecesarios, lo cual desnaturaliza completamente dicha profesión.
Toda investigación periodística debe basarse en contrastar las distintas versiones de los hechos, analizar a profundidad la información recabada, reunir pruebas y, finalmente, presentar las distintas versiones de los involucrados. Por ningún motivo los periodistas deben sustentarse en suposiciones. No es posible establecer una verdad, si, al contrario, se estigmatiza sin mayor argumento, se califica y se sentencia la información sin conocer ni contrastar la veracidad de lo mencionado.
En el tiempo actual, resulta extensa la lista de periodistas y actores políticos que, además de lucir sus deslealtades, vislumbran su esencia oportunista. Sucede que, cuando no se tiene argumentos sólidos para debatir, cuando se utiliza con ligereza afirmaciones irresponsables e injuriosas, cuando se emplea calumnias y acusaciones, solo denotan el pasquín de sus intereses y, en ese caso, es clara la diferencia entre hombres inteligentes y provocadores.
Debemos ser claros, siempre se estará a favor de la investigación periodística y, así como añoramos se respete la libertad de expresión, debemos exigir responsabilidad a los periodistas. La ciudadanía requiere la información contrastada, no necesita más fanatismo político.
Juan Francisco Yépez Tamayo