A todo nivel sigue discutiéndose respecto a la persona que podría ganar las próximas elecciones. Unos “ruegan” que vuelva a ganar Alianza País y otros “imploran” que gane otro movimiento o partido, cualquiera sea este.
Me gustaría que gane el actual Gobierno para que se entere lo diferente que es administrar en un período de vacas flacas, donde el precio del petróleo ya no está a USD 100, donde deben eliminarse muchas entidades burocráticas y no las 5 o 6 unidades administrativas que se anuncian, las que, excepto la Secretaría de Discapacidades, no representan ni 100 empleados en total.
O venderse, parte o todo, de algunas inversiones públicas, que en su mayoría debieron ser privadas, a más de empresas que nunca fueron rentables.
Con la experiencia acumulada en casi una década, le será muy fácil superar el crecimiento negativo del 4,5% de la economía nacional, previsto para el presente año por la Cepal y el FMI, superior al de Argentina y Brasil y solo inferior al de Venezuela.
Otros problemas como la insuficiencia de reservas internacionales o el pago del alto y caro endeudamiento, sobre todo con China, o los daños por el terremoto, no creo que sean motivo de preocupación, pues, al menos en este último caso, bastaría con pedir más préstamos.