El guapo de la barra

Lo que otros callan por temor o timidez, aquí se lo dice sin anestesia. Es comentarista de fútbol de EL COMERCIO.

Alejandro Ribadeneira

Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Central. Es periodista desde 1994. Colabora con el Grupo El Comercio desde el 2000 y se ha desempeñado en diversos puestos desde entonces. Actualmente ocupa el cargo de Editor Vida Privada.

Paranoia en el fútbol por los rayos UV

Comentarista
Twitter: @guapodelabarra

La discusión sobre los partidos de fútbol al mediodía y los efectos de los rayos ultravioleta del sol en la salud de los jugadores, los jueces y el público parece ser más bien una dramática coartada a la que se le quiere dar un barniz pseudocientífico, con el objetivo de lograr uno de los sueños más anhelados de algunos dirigentes de la Costa: que nunca más se juegue en Quito a las 12. Porque ahora resulta que el 7-0 de Liga a Emelec en 1998 o el bi-tricampeonato de El Nacional no fueron resultados de la preparación deportiva sino del destructivo accionar de la radiación.

Los ecuatorianos somos delirantemente paranoicos de naturaleza y creemos que todo da cáncer, desde el café hasta la chuleta ahumada. Así que nada más aterrador que darle un toque cancerígeno al fútbol para generar una opinión pública que clame por partidos desde el anochecer y que deje de acudir a los estadios. Si la gente no colma las gradas a las 12, es difícil sostener que la tradición de algunos equipos de jugar al mediodía tiene sentido: sin público no hay profesionalismo.

Es verdad que los rayos ultravioleta son de cuidado. Y también es cierto que exponerse de 10 de la mañana a 4 de la tarde todos los días puede generar algún daño en la piel, según la Sociedad Americana contra el Cáncer. Pero esa misma entidad explica que lo razonable no es permanecer 24 horas en el interior de una casa ni dejar de hacer actividad física en el exterior, pues eso también es perjudicial para la salud. Porque, si vamos a prohibir el fútbol al mediodía, prohibamos de una vez todas actividades que requieren de más tiempo de exposición, como la conducción de unidades de transporte, el control del tránsito por parte de la autoridad, la jardinería, las ventas ambulantes y metamos a los estudiantes de educación física en un coliseo a jugar rayuela.

Lo razonable es tomar medidas que la misma Sociedad Americana contra el Cáncer recomienda, como usar protector solar, camisas de manga larga y gorra (mejor que sea de tejido estrecho y que proteja orejas y cuello, porque el cáncer de piel empieza por esas zonas).

Resulta desconcertante, además, que este falso debate se centre en el fútbol profesional pero no en los cotejos de las divisiones menores y las reservas.
Sin embargo, quien en realidad tiene el poder de vetar los cotejos bajo el sol es la televisión y, contra el deseo del patrocinador, no hay tradición que valga.