Otra jornada de intensas emociones para cerrar la fase de grupos. Primero, Alemania y Estados Unidos animaron el morboso (bueno, no lo fue tanto al final) duelo de entrenadores teutones. Jürgen vs. Joachim. Maestro vs. alumno. La mecánica vs. la desesperada búsqueda de la identidad. Al final, los alemanes ganaron por un golcito que servía para que los dos amigos festejasen y se fueran a las duchas como ganadores, en un semitongo que no dejó amargura.
Mientras tanto, Cristiano Ronaldo fracasaba en su empeño de salvar a Portugal de un nuevo naufragio mundialista. CR7 fue otra de las decepciones de Brasil 2014 porque llegó cansado, lesionado y con una excesiva preocupación por lucir regio, guapo y correctamente peinado. Los músculos perfectos, el abdomen plano, los dientes emblanquecidos y los cortes de cabello ajustados a la tendencia no bastaron para justificar su presencia en Brasil. Esta vez Ronaldo fue un monigote, aunque al menos le quedó el consuelo de irse con un triunfo sobre Ghana, que no pudo repetir su gran actuación con Alemania en la fecha anterior. Nueva decepción africana.
Bueno, no tanto. La decepción es para el África negra, superada en todas sus líneas. Argelia, de la porción árabe del continente de marras, alcanzó la gran hazaña de eliminar a Rusia, comandada por el entrenador mejor pagado del Mundial y por el plantel más unido del torneo: todos juegan en la millonaria liga rusa. Fue la venganza de 1982, cuando un pacto satánico los dejó fuera de la segunda fase. Esta vez los argelinos dejaron atrás esos fantasmas y sacaron el sorprendente empate a Rusia, cuyo entrenador Fabio Capello suma un nuevo fracaso al mando de una selección. Qué dirá Putin porque el panorama para el Mundial del 2018 en la patria de Gagarin, Tolstoi y Pedro el Grande se pinta desolador.
El otro clasificado es Bélgica, que no muestra todo lo que se espera de un equipo que tiene fama de gran candidato a potencia. Se sufrió mucho para vencer a Corea del Sur, cuya eliminación puso punto final a la participación de los países de Asia, que cayeron uno por uno como fichas de dominó.
Todo listo para los octavos de final, aunque Suárez será el gran ausente porque su canibalismo le costó la marginación por parte de la FIFA, que no tolera los extraños gustos gastronómicos del uruguayo. Desde Zidane y su patético cabezazo en la final no se veía un escándalo así.